sábado, 29 de noviembre de 2014

UNA DIMISIÓN FORZADA



                                        UNA DIMISIÓN FORZADA

 Hay una serie de conceptos que son denigrantes para las personas en cualquier momento, en cualquier lugar en cualquier época de la historia de sus vidas.
 Los padres que a lo largo de su vida no han tenido un comportamiento ejemplar, por haber sido delincuentes, por haber robado, por haber matado, por haber tenido mal un comportamiento, siempre serán un estigma para sus hijos que les obligará  avergonzarse de sus progenitores a lo largo de toda su vida, por mucho que su amor filial les obligue a quererlos. Y esa circunstancia se da en los momentos actuales de la vida española con muchos personajes de la escala social, desde los más altos a los más bajos, desde la realeza hasta los plebeyos.
 Hoy se ha visto forzada a dimitir una ministra del equipo de gobierno del Sr. Rajoy; hace unos meses lo hizo otro ministro aunque por diferentes motivos.
 La dimisión forzada Ana Mato como ministra de Sanidad estaba cantada desde hace tiempo. Lo primero porque nunca estuvo a la altura de ser nombrada ministra, porque según dice el refrán, hasta para ser ministro hay que ser inteligente, y nunca es suficiente llevar años deambulando por los pasillos del partido para ser encumbrado a tan alto cargo.
 Con independencia de su incompetencia en materia sanitaria durante los años de su mandato en los que nada ha hecho por mejorar la Sanidad Pública en España, pues no ha hecho otra cosa que dejar pasar el tiempo sin pena ni gloria, se ha visto, aunque de forma indirecta, involucrada en la muy corrupta trama del caso Gürtell, en el que su ex marido estaba metido hasta los tuétanos, y de cuyos beneficios ella era partícipe, pues se beneficiaba de las comisiones y regalos que él recibía.
 Un caso parecido al de la popular tonadillera que acaba de entrar en la cárcel, que según dicen ella no robaba, que el que lo hacía era su amante, pero ella se lo llevaba.
 El presidente de su partido, se está mirando el ombligo y se corre de gusto cuando acude a las reuniones mundiales y europeas de Jefes de Estado, aunque sea en Australia, cuando la Merkel y otros del corro europeo le dan la mano y una palmadita en la espalda diciéndole que lo está haciendo muy bien, pero tiene desatendidas las labores de la casa, no se preocupa por el bienestar del pueblo y cierra los ojos ante las corrupciones de gentes de su partido y no es la primera vez.
 Siempre lo he dicho; cuando se tiene la menor sospecha, hay que tirar la fruta podrida, sin esperar a decisiones judiciales ni presunciones de inocencia.
 Cuando empieza a salir el humo es cuando hay que echar los baldes de agua, mucho antes de esperar a que las llamas devoren todo.
 Personalmente soy la última sardina de la banasta del P.P. pues mi número de afiliación es el 9.969 de los más de 800.000 mil afiliados que hoy tiene el partido; en estos últimos tiempos en los que veo la cantidad de inútiles que ostentan cargos en mi partido, a muchos de los cuales conozco, he estado tentado de darme de baja, pero nada iba a solucionar con ello; he podido comprobar que unos se han ido, a otros los han echado, las ratas siempre son las primeras en abandonar el barco, otros seguimos con el capitán a bordo hasta que la nave se hunda, o que venga alguien que sea capaz de reflotarla, mientras tanto yo ahí estaré como tantos otros por si con nuestra honestidad podemos ayudar en algo.
 Una vez más le digo al Sr. Rajoy, hay mucho que limpiar en el partido al que ha llegado mucho advenedizo capaz de hundirlo con lo que cobran y con lo que hacen.

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