TOROS EN
LAS VENTAS
No soy defensor ni detractor de las
corridas de toros, pero sí vengo a comentar la actitud humillante y chulesca que airearon las televisiones, de un matador
de reses bravas, que no torero, cuando en un acto de desplante o chulería se
plantó ante una res mucho más noble que él, humillada y derrotada por el
implacable castigo de los puyazos y de las banderillas, y sacándose un pañuelo
de la chaquetilla, enjugó las lágrimas del valiente toro bravo.
En
más de una ocasión he escrito algún poema ensalzando la figura y la bravura del
toro de lidia: “Elegía al toro bravo”,
que alguien colgó en Internet, hace tiempo; “Los
clarines de la tarde, para ti suenan a muerte, pues no sabes cuando sales lo
trágico de tu muerte”,
O aquel otro dedicado a los “Encierros de
Cuéllar”, los más antiguos de España, de los que se tiene documento escrito; “Déjame que corra, madre, en los encierros
de Cuéllar;
Son
las seis de la mañana, el alba se despereza, media docena de sombras están
echando la siesta y un manojo de puñales con que coronan su testa le arrancan
al Sol raudales de plata de las Estrellas”.
O el dedicado al “Gitanillo torero”: “Quiero
ser torero, madre,
“pá
que no te farte ná, pa que duermas por la noche sin que yo te oiga llorar”.
Cabría preguntarse: ¿lloran los animales?,
¿tienen sentimientos como tenemos los humanos?.
Tenemos muchos ejemplos: Ahí tenemos a las
hembras de cualquier especie como lamen y limpian a sus hijos, los alimentan,
los protegen, y los enseñan a defenderse solos , mientras el macho protege a la
manada. ¿qué hace una gata cuando le quitan alguna de sus crías?, lo busca y lo
llama con un maullido de pena. ¿Cómo se comporta un perro cuando ve a su amo y
va corriendo hacia él para acariciarlo moviendo el rabo; ¿y cómo se comporta cuando
el amo muere?, dando aullidos de dolor.
Miles de ejemplos nos da la Naturaleza de la
forma de proceder de los animales y de sus sentimientos.
Por
eso considero que la actitud de ese matador, fue implacable y cruel, mientras
unos miles de personas le aplaudían en lugar de pitarle. ¿Quién es más cruel?.