domingo, 28 de octubre de 2018

HOY HA MUERTO UN RUISEÑOR


                                 UNA VISITA AL CEMENTERIO



 Tú creías que te tenía olvidada; ¡cómo podría hacerlo, niña mía!. Es el 27 de octubre. Una vez más he acudido al cementerio para llorar bajo tu nicho. Está lloviendo, ello ayuda a disimular mis lágrimas. Hace frío. Me ha llevado Dianita, “mi chica preferida”. Primero hemos pasado a visitar el nicho donde está mamá, que cómo sabes, también nos ha dejado.

Luego hemos pasado a llorar bajo el nicho en el que tú estás. “Yo tengo entre dos amores el corazón repartido; a las dos os tengo juntas, cómo si no os hubierais ido”.

 Te llevaba un precioso ramo de flores para alegrar tu sonrisa; no te las he podido dejar, al no tener una escalera para subir a tu nicho; me las he traído a casa y las he puesto en un jarrón junto a tu fotografía del día de tu boda, ¡qué guapísima estabas! Con tu sempiterna sonrisa de felicidad que contagiabas a los demás.

 Hoy han venido a mi mente aquellos versos que te dediqué poco después de que te fueras volando hacia las estrellas.



HOY HA MUERTO UN RUISEÑOR



Hoy los pájaros no cantan

hoy no trina el ruiseñor,

el cielo está encapotado,

hoy no hay ni luna ni sol.



La tarde está sosegada,

está calmada la mar,

yo miro sin mirar nada

porque no quiero mirar.



Se me nubla la mirada

que sólo mira hacia atrás

recordando cuando estaba

con mi niña junto al mar.



Hoy los pájaros no cantan,

sienten trémulo dolor

y están todos calladitos

porque ha muerto un ruiseñor

jueves, 4 de octubre de 2018

SONETO GROTESCO


              EL VESTIDITO



 Le hicieron a la moza un vestidito

cambiándole el percal por pura seda,

y al final, hay que ver que mal le queda

a la moza un vestido tan bonito.



 A América se fue con don Pedrito

por ahora presidente, mientras pueda,

queriendo la señora en esta rueda

lucir en todo el mundo el vestidito.



 Le ha vestido el modista con mal gusto

y en lugar de algo sobrio y elegante

parece que ha vestido a algún arbusto.



  No ha sabido vestirle de señora

y en su afán de que fuera deslumbrante

le ha envuelto con apeos de pastora.