HACIENDA SOY YO
Me parece
increíble que una persona de tan altos conocimientos jurídicos y procesales
como se supone es un abogado del Estado, en este caso abogada, personado en el
juicio que se está llevando a cabo contra todos los implicados en el llamado
caso Nóos, haya podido decir con toda desfachatez que la manida frase de “Hacienda somos todos”, no
es más que un eslogan, una frase publicitaria para concienciar a los
contribuyentes en base a la cuál no se puede juzgar a nadie.
Pues no, señora
abogada del Estado, de cuyo nombre no quiero acordarme, como decía don Miguel
de Cervantes por boca de don Alonso de Quijano, porque el nombre poco importa
lo que importa es el cargo y los hechos, de ese Estado al que usted representa
y que en connivencia con el fiscal, que también representa al Estado, quieren
liberar a una persona enjuiciada en el mencionado caso, aplicándole la obsoleta
y trasnochada doctrina Botín.
Pues en contra de
su documentada opinión, Hacienda soy yo y los más de veinte millones de
contribuyentes que con nuestros impuestos pagamos sus sueldos para que
defiendan y protejan nuestros intereses, no para que protejan a quiénes de una
forma u otra vulneran las normas hacendísticas y defraudan supuestamente a la
Hacienda Pública aunque ésta no lo denuncie, y como ya se pronunció hace años
el eminente jurista señor Ruiz-Jarabo siendo director de la Agencia Tributaria,
el dinero público es de todos los españoles.
¿Qué le han podido
prometer a usted por abogar en esa tesis?.
La ONG Manos Limpias, así como el propio Sr. Juez Castro,
defienden lo contrario y yo me uno a ellos. ¿diría usted lo mismo si los más de
veinte millones de contribuyentes saliéramos a la calle diciendo que Hacienda
somos todos?.
El ministro Sr.
Montoro acaba de hacer pública una lista de más de 4.000 “morosos” a la
Hacienda Pública, ¿también se les va a aplicar a todos ellos la doctrina Botín?.
¿Qué tiene que ver
un acto entre particulares con la defraudación a Hacienda.?
Aquello fue un
juicio en el que se encontraban mezclados dos altos dirigentes de un Banco, por
haber pagado el uno al otro la friolera de 43,75 millones de euros, para que le
dejara el puesto libre. Se les acusaba de haber utilizado dinero de los
accionistas para ese pago, no se trataba de dinero público. El Consejo de Administración
lo sabía y nadie actuó como acusación popular. La causa fue sobreseída.
En el caso actual
no es más que una burda manipulación del Estado, Gobierno y Justicia, para
evitar que sea juzgada una persona de los cargos que a cualquiera otra nunca le
serían exonerados.
Así a los veinte
millones que somos Hacienda, nos hacen perder la fe en la Ley en La Justicia,
en el Estado de Derecho, en el Gobierno, en la Carta Magna y hasta en la propia
Constitución.
Y así llegamos a
situaciones tan chuscas como la que se ha producido en la primera sesión del
Congreso de los Diputados, en la que nos han dado un espectáculo bochornoso que
en nada representa al pueblo español. ¡Joder qué tropa!
De aquellos polvos
vienen estos lodos.
Sólo me queda
decir: YO SOY HACIENDA, y veinte millones más de contribuyentes.