miércoles, 29 de abril de 2015

LA VOZ DE LA CALLE



                                 
                               EL GIGANTE Y LOS ENANOS

 No hace mucho hablaba en uno de mis escritos del “Refranero Castellano”, que tan sabios refranes contiene, aplicándoselos a la familia de la “pujolería”. Hoy vengo a recordar algunos otros que les son de aplicación a esos partidillos políticos que como decía de la UCD y del CDS cuando llegó su descomposición que todos sus afiliados cabían en un taxi; pues bien hoy hay una serie de partidillos que como por sí solos no pueden llegar a alcanzar un nivel político aceptable, se han unido en la región murciana con el único objeto de ver si todos juntos pueden apear del poder o por mejor decir del gobierno al partido mayoritariamente elegido por los ciudadanos, y se han mezclado las churras con las merinas para formar un único rebaño entre el PSOE, IU, Podemos y UPyD, en su lucha frenética contra el PP, siéndoles de aplicación otros refranes como: Dios los cría y ellos se juntan; dime con quién andas y te diré quién eres; a río revuelto ganancia de pescadores y algunos otros.
 Esta actitud viene a recordarme el famoso cuento infantil de Gulliver en el país de los enanos en una de cuyas ilustraciones se ve al gigante tumbado en el suelo mientras que aprovechando su sueño, el Rey de los liliputienses se unió con otros reyezuelos más enanos y ordenaron al pueblo que pululaba a su alrededor que le ataran con cuerdas los pies y las manos y  sujetaran su corpachón a unas estacas clavadas en el suelo.
 Parece ser que el juego le complacía al gigante y lo aceptó de buena gana haciendo por aquel pueblo de enanos todo lo que podía para mejorar la vida de sus habitantes con su ayuda, hasta que llegó un momento en el que los reyezuelos se dieron cuenta de que no podían alimentarle ni alojarle en sus palacios porque era muy grande y lo quisieron echar de Liliput, y entonces el pueblo que le había cogido cariño por sus bondades y ayudas se opusieron y lo eligieron como su rey. Esto causó una conmoción entre los reyezuelos y los que gozaban de sus prebendas que se fueron dispersando y como no tenían seguidores, fueron poco a poco desapareciendo.
 Como decía don Manuel Fraga, que tenía metido el Estado en la cabeza, la política hace extraños compañeros de cama.
 En la época de don Felipe González e incluso en la del Sr. Rodríguez Zapatero, era impensable que un partido como el PSOE tuviera que unirse a los enanos que han venido a formar parte de esa “casta” a la que hasta hace poco repudiaban, en un intento desesperado de mantener una cuota de poder a la que no podrían llegar por sí solos.
 Una Izquierda Unida en la que nunca ha existido tanta desunión, escindida en PCE, IU e Izquierda Plural; una UPyD en la que la única democracia que existe es el dedo y autoridad de su presidenta que expulsa a los disidentes; un Podemos en el que se están tratando de ocultar todas las corruptelas inimaginables mientras critica a otros partidos; partidos todos ellos en trance de desaparición. Todos ellos ahora unidos al de los cien años de honradez que si iba mal con su último secretario general, va mucho peor con el que actualmente tiene hasta llegar al punto de tener que unirse con aquéllos con los que nada tiene en común, da idea de su estado de descomposición en su carrera hacia el abismo.
 Si esta mezcolanza de partidos, este batiburrillo de reyezuelos cuya única intención común es la de echar del Gobierno al único partido que gobierna por decisión mayoritaria del pueblo, es lo que le espera a España, apañados vamos a estar los españoles con el gobierno que formen.

domingo, 26 de abril de 2015

ALISEDA Y LA VIRGEN DEL CAMPO



                                 UN SEGOVIANO EXTREMEÑO

 Este segoviano del Real Sitio de La Granja que es amigo de meterse en todos los charcos, ayer tuvo un día feliz, y al decir ayer no vengo a citar la fecha, porque luego dicen en determinados medios que no publican mi escrito por haber quedado atrasado, así que omito la fecha para que, como hiciera el insigne Fray Luis de León al recuperar su cátedra, con su célebre frase “decíamos ayer”, convertir ese ayer en un hoy permanente; y tuve un día feliz, digo,  porque un buen amigo extremeño y antiguo compañero de trabajo, al que me unen cincuenta años de amistad, me invitó a la celebración de los actos en honor de la excelsa Patrona de su pueblo, Aliseda (Cáceres), Nuestra Señora la Virgen del Campo, que se celebraron en la madrileña ermita de la Virgen del Puerto, a su vez Patrona del también cacereño pueblo de Plasencia, punto final de la carretera nacional 110 que viene a unirle con Soria, esa Soria pura cabeza de Extremadura, como reza en su escudo, y que viene a discurrir por un gran numero de pueblos, villas y aldeas segovianas desde la sierra hasta la llanura, un motivo más de vinculación entre ambas regiones de España, y por si no fuera bastante, a este segoviano le cabe el honor de haber sido invitado desde hace veinte años a participar en la extremeña “Tertulia El Rato” que organizada por el también buen amigo Francisco Lebrato Fuentes, de Oliva de la Frontera (Badajoz) se venía celebrando en la madrileña Taberna de Antonio Sánchez, la taberna de los tres siglos, regida que estaba por el también amigo Curro Cíes.
 Estas vinculaciones me hacen sentirme unido al Hogar de Extremadura en la madrileñísima Gran Vía 59 así como a la Asociación Cultural Beturia, en el mismo domicilio, cuya sección editorial ya publicó uno de mis libros y a la que tengo entregado un facsímil de otro libro “Quince años de la Tertulia el Rato”, para su estudio y corrección.
 No hacía ayer un día primaveral en Madrid, viento y lluvia lo convirtieron en una jornada desapacible meteorológicamente hablando mas, a pesar de lo cual el ambiente de cordialidad y las manifestaciones de jovialidad en el reencuentro con viejos amigos lo convirtieron en un día feliz.
 Mi amigo extremeño Valeriano Cotrina fue el encargado de la organización de los actos que comenzaron con una misa en la ermita de La Virgen del Puerto oficiada por su actual rector D. Juan Pedro, y fue amenizada por el Grupo Folclórico de Coros y Danzas “La Encina” de la Casa de Extremadura de Pozuelo de Alarcón, al que acompañaba el Presidente de la Casa de Extremadura de aquella localidad otro buen amigo desde hace muchos años Nicolás Batalla Guillén, encontrándose también entre los asistentes el director de la Revista APETEX, presidente de los Cronistas de Turismo de Extremadura y Cronista Oficial a su vez de Las Brozas (Cáceres), su localidad natal, Francisco Rivero Domínguez miembro de la Junta Directiva de la RAECO; y entre tan nutrido grupo de amigos extremeños, y tantos otros más, se encontraba feliz este humilde segoviano nacido en el Real Sitio de La Granja, vinculado por estrechos lazos de amistad con la Extremadura en Madrid. Gracias amigos por la entrañable jornada.

lunes, 13 de abril de 2015

SER POETA EN SEGOVIA



                                          SER POETA EN SEGOVIA          

 Alguna vez dije en alguno de mis escritos que era fácil escribir poesía en Segovia y más fácil aún en primavera.
 Hoy, precisamente hoy, y no es preciso especificar la fecha, uno de los primeros sábados de primavera, me encuentro sentado en la Plaza Mayor, para los segovianos La Plaza por antonomasia, luce el sol, ese sol primaveral de Segovia cuyo calor se puede soportar porque va acompañado de una suave temperatura serrana; bajo su cielo, ese cielo azul nítido de Segovia, donde la luz de Castilla se hace resplandor, los góticos pináculos de la catedral y sus gárgolas se aprecian nítidamente rodeando la cúpula de su nave central ante la que emerge uno de los pináculos rematado por un airoso ángel de bronce con una larga trompeta en su mano, del que dice la leyenda que cuando la haga sonar habrá llegado la hora del juicio final; y entre toda esa manifestación artística del gótico, sobresale poco más allá  la magnitud de su soberbia torre, que llegó a tener 108  metros de altura al principio y que tras el incendio tuvo que ser reconstruida dejándola algo más baja pero cerca de los 100, aunque sigue siendo la más esbelta de las torres de todas las catedrales del suelo hispánico, que no en vano le ha valido al monumento la denominación de la Dama de las Catedrales.   
 Eché en falta en su entorno el pausado vuelo de las cigüeñas que frecuentemente revolotean a su alrededor y en la que en otros tiempos construían sus nidos.
 En el kiosko de música situado en el centro de La Plaza, más o menos donde se hallaba el atrio de la Iglesia de San Miguel en el que fue proclamada reina de Castilla Isabel la Católica, sin música desde hace muchos años, hoy en este sábado primaveral bajo el cielo de Segovia, una Banda de música cuyo nombre ignoro daba un concierto
 Al escuchar los sones de la música en el tantos años mudo kiosko,  mi mente retornó a aquellos tiempos de mi niñez y de mi juventud, cuando la Banda de música de la Academia de Artillería ofrecía todos los domingos sus conciertos bajo cuyos acordes La Plaza se inundaba de segovianos amantes de la música.
 En aquella época, el Ayuntamiento hacía colocar en torno al kiosko un montón de sillas plegables de madera, para que los melómanos pudieran o pudiéramos escuchar el concierto sin sufrir la incómoda postura de permanecer de pie durante las dos horas que más o menos duraba.
 Mi esposa que estaba sentada a mi lado en esta magnífica mañana primaveral de Segovia se sintió emocionada al escuchar las notas del concierto y una lágrima insumisa vino a deslizarse por su mejilla.
 ¿Qué te pasa? Le pregunté.
 Nada, me respondió; que me acuerdo de mi querido padre, gran aficionado a la música, que cada domingo venía con cierta prontitud para no quedarse sin silla, a escuchar los conciertos de la Banda de la Academia.
 Me hizo sentirme también emocionado, pues me trajo a la memoria, la niñez, la juventud, la madurez de otros tiempos felices en mi Segovia en la que también han nacido los tres mayores de mis hijos y que como yo llevan a Segovia dentro.
 El concierto de hoy no era lo que podríamos decir de  música clásica o de cámara, era un concierto de música más bien popular en el que se mezclaban rancheras, corridos mejicanos, pasodobles, boleros, tangos, zarzuelas y en el potpurrí musical saltan al aire las notas inconfundibles de La del Soto del Parral: “¿Dónde estarán nuestros mozos que a la cita no quieren venir?, . . .Ya estoy aquí, no te amohines mujer, has de tener fe ciega en mí. . . Te quiero mi moza garrida, segoviana de mi vida, sin ti no sé vivir . . .También a mis ojos afloró una lágrima al recordar su letra, y pensé:  ¡Qué fácil es ser poeta en Segovia!.

miércoles, 8 de abril de 2015

MACHADO EN SEGOVIA



                                        MACHADO EN SEGOVIA

 Llevo unos días en Segovia, ¿y qué tiene eso que ver con el gran poeta? se preguntarán algunos. No es que trate de aleccionar a quiénes no lo sepan, porque servidor sabe poco de la vida de don Antonio amén de haber leído muchos de sus poemas y de manera especial sus “Campos de Castilla”, que siempre me han impresionado, pero en cuanto a cómo era, físicamente hablando, cómo se conducía, cómo caminaba, si se apoyaba o no en un bastón o en un cayado o garrota, la verdad es algo que poco conozco, porque nadie de los que estaban a su lado lo han escrito o lo han contado por intranscendente, pero que podría haber sido relevante en cuanto a su figura física se refiere.
 Lo cierto es que el genial poeta pasó por Segovia, la bella Segovia, pasó y se quedó y en ella estuvo viviendo al menos durante siete años, siete años que estuvo de profesor de francés en el Instituto de segunda enseñanza de esta hermosa ciudad.
 Vivía nuestro don Antonio en una casita con un pequeño jardincillo en el barrio de la Judería, y se cuenta que en los fríos inviernos segovianos, cuando la nieve se adueñaba de calles, tejados, parques y jardines, el poeta solía mantener abiertas las puertas de los balcones de su vivienda y cuando su patrona o dueña de la misma le preguntaba el por qué las mantenía abiertas con tanto frío como hacía en el exterior, él la respondía: es para que se vaya el frío del interior.
 Hoy, después de tantos años como estuvo residiendo en Segovia, don Antonio Machado tiene una escultura en bronce en la Plaza Mayor, a las puertas del casi centenario Teatro Juan Bravo, escultura en la que se le representa envuelto en un gabán apoyándose en un bastón y con el más publicitado, aunque no tan leído, de sus libros “Campos de Castilla” en su mano izquierda, escultura de más o menos 1,90 metros de altura, que no sé si se identifica con la estatura del poeta.
 Y todo lo anteriormente escrito viene a cuento porque, a la sazón, la mencionada escultura viene siendo objeto de las más burdas burlas o vejaciones que se les puede ocurrir a algunos de los muchos turistas o visitantes que vienen a Segovia, más atraídos por su gastronomía que  por su cultura.
 En unas horas de observación que estuve sentado a la mesa de una de las terrazas de los muchos bares y restaurantes establecidos en la Plaza, he podido presenciar cómo, un mozo de más o menos la estatura de la estatua le pasaba el brazo por el hombro y le besaba en la frente mientras se dejaba retratar por un amigo Poco después otra persona le colocaba en torno al cuello una bufanda con los colores de un equipo de fútbol; otra le ponía un sombrero de paja, uno más le pasaba la mano por la cabeza y lo que ya es el colmo de la zafiedad, en la penumbra de las sombras del crepúsculo, cómo un asqueroso marrano, dejaba soltar los detritus de los vinos trasegados durante la tarde a los pies de la escultura, dejando su hediondo olor.
 Y fue entonces cuando me pregunté, ¿a qué iluminada mente se le ocurrió poner la escultura de tan insigne poeta a la altura del pueblo cuando él estaba muy por encima de esa cultura popular?
 Hoy la estatua de Machado se ha convertido en el monumento de Segovia más fotografiado por la gente, a la par que el más vejado