EL
OBISPILLO
Me pasa que, como tengo más años que el hilo
negro, para cualquier cosita insignificante que escribo me viene a las mientes
algún hecho o alguna anécdota conocida
o vivida que poder sacar a relucir en mis escritos. Y viene al caso en esta
ocasión que estando yo viviendo en un bello pueblo del norte de Palencia, había
en una de las aldeas cercanas un cura no muy mayor y algo sarcástico que cuando
falleció S.S. el Papa y alguien se lo comentaba, él respondía: mira hijo, “el escalafón es el escalafón”. Por
supuesto que aquel curita nunca llegó a ser Papa y ni siquiera obispo como el
de Solsona.
¿Y
qué le pasa al obispo de Solsona, al que me tomo la licencia literaria de
llamarle “obispillo”, por él, y por su
diócesis que es la más pequeña de toda Cataluña y casi me atrevería a decir que
de toda España.
La
bella ciudad de Solsona, cuenta con 8.914 habitantes según el censo del pasado
año 2016, ostenta el título de ciudad, a pesar de su corto número de habitantes,
otorgado por el Rey Felipe II, y su obispo actual, cuya profesión es la de
ingeniero técnico agrícola (en castellano y coloquialmente hablando, destripa-terrones),
fue ordenado sacerdote en Tárrega el 6/7/97, (hay un dicho entre los aldeanos
de Castilla que, cuando uno protesta o se queja de todo, le dicen “cállate ya
que gruñes más que la marrana de Tárrega”, a los que conocen el dicho, no hace
falta que les explique el significado), y fue nombrado obispo por Benedicto XVI el 12/12/2010,
una carrera meteórica.
Pues este “obispillo”, por su juventud, parece
no haber llegado a la madurez intelectual, para entender y asumir totalmente la
doctrina de Cristo, aprovecha las homilías en las misas que celebra para hacer
proselitismo político, materia de la que no sabe de la “misa la mitad” y nunca
mejor dicho, en lugar de crear almas
para el cielo; y así le pasa que en lugar de decir: “la paz del Señor sea con
vosotros”, está alentando a sus feligreses, incluso niños, para que sus
corazones alberguen el odio hacia su propia nación que no es otra que España y
sus hermanos que somos todos los españoles, con lo que en lugar de predicar la
paz de Cristo, está inculcando el odio entre los pueblos.
Este “obispillo” que por su edad no ha vivido
la Historia de España ni siquiera la de Cataluña, esa Cataluña con la que
España y los españoles se volcaron durante todo el siglo XX para hacerla
grande, para convertirla en la Región más industrial y más próspera del Estado,
gracias al esfuerzo y el trabajo de hombres y mujeres procedentes de otras
regiones de España, que fueron a servir a los burgueses, señoritos que les
llamaban despectivamente “Charnegos”, es
la misma España contra la que este “obispillo” está pidiendo el odio y la
separación. Pidiendo que salgan de la cárcel quiénes han cometido delitos
civiles y penales, que no políticos aunque también. Pues este neófito aprendiz
de la doctrina cristiana está confundiendo “el culo con las témporas”, y perdón
por la expresión.
Este obispo que ya ha sido reprobado por los
vecinos de otras localidades próximas a Solsona, como Cervera, o la propia
Tárrega donde fue abucheado y tuvo que estar bajo la protección de las fuerzas
del orden público a las que ha insultado llamándoles “Guerrilleros”, es
probable que cuando tenga unos cuantos años más y le llegue la madurez mental a
su intelecto, y sea iluminado por la luz
del Señor, tal vez se postre ante la Cruz, y pronuncie las propias palabras de
Cristo según San Lucas: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, tal
vez entonces se apee de su soberbia episcopal y postrado ante la Cruz, diga:
perdóname Señor por haberme equivocado y haber utilizado tu nombre para otros
fines espurios ajenos a la doctrina cristiana.