sábado, 21 de septiembre de 2019

LA ESPAÑA CORRUPTA IV


          SONETO GROTESCO

          UN JEFE DE ESTADO



 Como un Jefe de Estado se ha portado

con los necios que quieren gobernar

y llevarse la paja del pajar

comiéndose lo poco que ha quedado.



  Ha querido, hasta el Rey ser engañado,

por ese mequetrefe singular

que creía que lo iban a votar,

queriendo por el Rey ser proclamado.



 El Rey se ha dado cuenta con dolor,

de que son una panda de pazguatos

que querían engañar a su Señor.



 Y cuando le han vuelto a solicitar

que proponga de nuevo candidatos

les ha mandado a todos a cagar.


viernes, 20 de septiembre de 2019

UN JEFE DE ESTADO


                                 UN JEFE DE ESTADO



  S.M. el Rey, ha dado muestras de lo que es ser un Jefe de Estado.

 ¿Y por qué no lo ha hecho antes?, se preguntarán algunos.

 Muy fácil, desde su alto cargo, ha querido confraternizar con el pueblo, y no desairar

a toda esa caterva de la clase política que se despellejan entre ellos para llegar al poder y desmantelar España.

 Y el Rey, todo un Señor, con su talante ha venido a demostrar a estos títeres de políticos mentecatos y mentirosos que han querido engañar a su pueblo, que no sirven para nada.

 S.M. les ha dejado como a los niños que jueguen con sus juguetes recién estrenados, pero no les ha permitido que destrocen a su Pueblo.

 España hoy, está siendo el hazme reír del mundo, no digamos ya sólo de Europa, gracias a esos chiquilicuatris que cada partido político ha ido colocando en cargos públicos con unos sueldos vergonzantes que estamos pagando todos los ciudadanos honrados.

 Esos cuatro o cinco individuos que nada más llegar al poder se están repartiendo el cortijo, otorgando cargos desmesuradamente bien remunerados, entre sus esposas, sus hermanos, sus tíos y su primos, repartiéndose los dineros que deberían ser para las pensiones, para los necesitados, para los trabajadores mal pagados al amparo de leyes laborales inocuas

 Esa caterva de políticastros situados en los vergonzosos Sindicatos que hoy existen y que nada hacen por el obrero, y que se llevan los sacos de dinero como el siderúrgico ese del Norte que debería de estar en la cárcel.

 Ese malos pelos malvestido que disfruta de un latifundio con chalet y garita para el guarda en una zona privilegiada de Madrid.

 El superaprovechado presidente de ese Partido que en otro tiempo fuera un Partido decente, ahora enrollado con una cantante , habiendo dejado de vivir en el modesto pisito de barrio para aposentarse en un chalet; y para qué vamos a seguir citando si cualquier rufián viene a perseguir lo mismo.

 Pues hasta todos esos títeres  de la política ha tenido que descender el Rey, para decirles en su lenguaje de chalanes que: “entre calé y calé no vale la remanguillé”.

 Y que haya tenido que venir el más alto cargo de la Jefatura del Estado a poner en su sitio a toda esta caterva de ganapanes, no deja de ser una vergüenza para el Pueblo. Hasta el propio Rey tiene que sentir vergüenza de la clase política de España.

 Majestad, con todos mis respetos como súbdito suyo, vengo a poner de manifiesto que S.M. sí que es un Hombre de Estado y como tal se ha pronunciado.

 Al Rey no le hacen falta halagos, de sobra sabe quién es y lo que es. Demostrado está.

jueves, 5 de septiembre de 2019

EL CHARCO


EL CHARCO







A UN GORRIÓN QUE VOLÓ A BEBER AGUA EN EL CHARCO



Llegó un gorrioncillo al charco

desde lo alto de su rama,

                                                            sediento estaba de amores,

más que sediento de agua.

Metió el pico cuatro veces

en el charco de agua clara,

su sed sació en cuatro gotas;

sació su sed con el agua;

y despegando del suelo

y desplegando sus alas,

en un corto y leve vuelo

volvió de nuevo a su rama.

Yo noté, cómo, a la espera

una pajarilla estaba

y dándose ambos el pico

bajaron a beber agua.

Y juntando sus cabezas,

en los dinteles del alba,

se contaban sus amores,

bebían y se miraban.

Bebieron cuatro gotitas

en el charco de agua clara;

después se fueron volando

y no volví a saber nada.



























A UNA PALOMA QUE BAJÓ A BEBER AGUA EN EL CHARCO



Llegó luego una paloma

a beber agua en el charco,

y no supo mi persona

si era hembra o era macho.

Paloma, ¿de dónde vienes?

le pregunté preocupado;

¿de dónde vienes, paloma

a beber agua a este charco?.

Pues no vengo de muy lejos,

me, dijo, vivo aquí al lado,

en un palomar muy viejo,

que hay bajo aquel tejado;

pero allí no tengo amores,

ni agua tengo en otro lado;

sólo tengo sinsabores

desde que se fue mi amado.

Por eso, cada mañana,

vuelo desde mi tejado

a refrescar mi garganta

con el agua de este charco.



































A UN PERRO QUE LLEGÓ A BEBER AGUA EN EL CHARCO



Después vino al charco un perro,

pelo ralo, amarillento

color de paja mojada;

al charco llegó sediento

y con hambres atrasadas,

husmeando en una bolsa

que alguien dejo allí tirada.

¿Tú de dónde vienes, perro,

a beber agua a este charco?.

Vengo, señor, de muy lejos;

es mucho el camino andado.

Se fueron de vacaciones

apenas llegó el verano

y yo me quedé en la puerta

como un perro abandonado.

Le di un mendrugo de pan

y vino a lamer mi mano;

le hice luego una caricia

y noté, como, a sus ojos

llegaba la flor del llanto.

¿Te quieres venir conmigo?,

Le pregunté emocionado,

y cuando eché a caminar,

se puso junto a mi lado.

Yo también estoy muy solo,

eso pasa con los años,

pero no quisiera verme

como un perro abandonado.













A UN HOMBRE QUE LLEGÓ Y ROMPIÓ EL CHARCO



La luna se asomó al charco

con su cara plateada,

dibujando una sonrisa

de mocita enamorada:

y vi al gorrión en el árbol

acurrucado en su rama;

y también a la paloma

en su alero cobijada;

y vi al perro que, contento,

su gran cola meneaba;

y hasta, soñando despierto,

soñé loco con mi amada.

Después llegó como el viento,

en un caballo infernal

con las pezuñas de acero,

el hombre que, violento,

despedazó en un momento

aquel charco de cristal;

y al gorrión, y a la paloma

y al perro que, descontento,

dejó de mover la cola.

Y hasta mató la sonrisa

de la luna, con su carro,

y las aguas cristalinas

se convirtieron en barro,

haciendo añicos los sueños,

matando las ilusiones

que nacieron en al charco.

EL CHARCO




EL CHARCO







A UN GORRIÓN QUE VOLÓ A BEBER AGUA EN EL CHARCO



Llegó un gorrioncillo al charco

desde lo alto de su rama,

                                                            sediento estaba de amores,

más que sediento de agua.

Metió el pico cuatro veces

en el charco de agua clara,

su sed sació en cuatro gotas;

sació su sed con el agua;

y despegando del suelo

y desplegando sus alas,

en un corto y leve vuelo

volvió de nuevo a su rama.

Yo noté, cómo, a la espera

una pajarilla estaba

y dándose ambos el pico

bajaron a beber agua.

Y juntando sus cabezas,

en los dinteles del alba,

se contaban sus amores,

bebían y se miraban.

Bebieron cuatro gotitas

en el charco de agua clara;

después se fueron volando

y no volví a saber nada.



























A UNA PALOMA QUE BAJÓ A BEBER AGUA EN EL CHARCO



Llegó luego una paloma

a beber agua en el charco,

y no supo mi persona

si era hembra o era macho.

Paloma, ¿de dónde vienes?

le pregunté preocupado;

¿de dónde vienes, paloma

a beber agua a este charco?.

Pues no vengo de muy lejos,

me, dijo, vivo aquí al lado,

en un palomar muy viejo,

que hay bajo aquel tejado;

pero allí no tengo amores,

ni agua tengo en otro lado;

sólo tengo sinsabores

desde que se fue mi amado.

Por eso, cada mañana,

vuelo desde mi tejado

a refrescar mi garganta

con el agua de este charco.



































A UN PERRO QUE LLEGÓ A BEBER AGUA EN EL CHARCO



Después vino al charco un perro,

pelo ralo, amarillento

color de paja mojada;

al charco llegó sediento

y con hambres atrasadas,

husmeando en una bolsa

que alguien dejo allí tirada.

¿Tú de dónde vienes, perro,

a beber agua a este charco?.

Vengo, señor, de muy lejos;

es mucho el camino andado.

Se fueron de vacaciones

apenas llegó el verano

y yo me quedé en la puerta

como un perro abandonado.

Le di un mendrugo de pan

y vino a lamer mi mano;

le hice luego una caricia

y noté, como, a sus ojos

llegaba la flor del llanto.

¿Te quieres venir conmigo?,

Le pregunté emocionado,

y cuando eché a caminar,

se puso junto a mi lado.

Yo también estoy muy solo,

eso pasa con los años,

pero no quisiera verme

como un perro abandonado.













A UN HOMBRE QUE LLEGÓ Y ROMPIÓ EL CHARCO



La luna se asomó al charco

con su cara plateada,

dibujando una sonrisa

de mocita enamorada:

y vi al gorrión en el árbol

acurrucado en su rama;

y también a la paloma

en su alero cobijada;

y vi al perro que, contento,

su gran cola meneaba;

y hasta, soñando despierto,

soñé loco con mi amada.

Después llegó como el viento,

en un caballo infernal

con las pezuñas de acero,

el hombre que, violento,

despedazó en un momento

aquel charco de cristal;

y al gorrión, y a la paloma

y al perro que, descontento,

dejó de mover la cola.

Y hasta mató la sonrisa

de la luna, con su carro,

y las aguas cristalinas

se convirtieron en barro,

haciendo añicos los sueños,

matando las ilusiones