UN JEFE DE ESTADO
S.M. el Rey, ha dado muestras de lo que es ser un Jefe de Estado.
¿Y
por qué no lo ha hecho antes?, se preguntarán algunos.
Muy
fácil, desde su alto cargo, ha querido confraternizar con el pueblo, y no
desairar
a toda esa caterva de la clase política
que se despellejan entre ellos para llegar al poder y desmantelar España.
Y
el Rey, todo un Señor, con su talante ha venido a demostrar a estos títeres de
políticos mentecatos y mentirosos que han querido engañar a su pueblo, que no
sirven para nada.
S.M. les ha dejado como a los niños que
jueguen con sus juguetes recién estrenados, pero no les ha permitido que
destrocen a su Pueblo.
España hoy, está siendo el hazme reír del
mundo, no digamos ya sólo de Europa, gracias a esos chiquilicuatris que cada
partido político ha ido colocando en cargos públicos con unos sueldos
vergonzantes que estamos pagando todos los ciudadanos honrados.
Esos cuatro o cinco individuos que nada más
llegar al poder se están repartiendo el cortijo, otorgando cargos
desmesuradamente bien remunerados, entre sus esposas, sus hermanos, sus tíos y
su primos, repartiéndose los dineros que deberían ser para las pensiones, para
los necesitados, para los trabajadores mal pagados al amparo de leyes laborales
inocuas
Esa
caterva de políticastros situados en los vergonzosos Sindicatos que hoy existen
y que nada hacen por el obrero, y que se llevan los sacos de dinero como el
siderúrgico ese del Norte que debería de estar en la cárcel.
Ese
malos pelos malvestido que disfruta de un latifundio con chalet y garita para
el guarda en una zona privilegiada de Madrid.
El
superaprovechado presidente de ese Partido que en otro tiempo fuera un Partido
decente, ahora enrollado con una cantante , habiendo dejado de vivir en el
modesto pisito de barrio para aposentarse en un chalet; y para qué vamos a
seguir citando si cualquier rufián viene a perseguir lo mismo.
Pues hasta todos esos títeres de la política ha tenido que descender el Rey,
para decirles en su lenguaje de chalanes que: “entre calé y calé no vale la
remanguillé”.
Y
que haya tenido que venir el más alto cargo de la Jefatura del Estado a poner
en su sitio a toda esta caterva de ganapanes, no deja de ser una vergüenza para
el Pueblo. Hasta el propio Rey tiene que sentir vergüenza de la clase política
de España.
Majestad, con todos mis respetos como súbdito
suyo, vengo a poner de manifiesto que S.M. sí que es un Hombre de Estado y como
tal se ha pronunciado.
Al
Rey no le hacen falta halagos, de sobra sabe quién es y lo que es. Demostrado
está.
No hay comentarios:
Publicar un comentario