miércoles, 18 de abril de 2018

JERÓNIMO DE ALIAGA


                                                 EL ERROR



 A veces, alguien se equivoca tanto en lo que piensa, en lo que dice, como en lo que escribe, pero ocurre que lo que se escribe, escrito queda, y no me duelen prendas en rectificar cuando alguien, en este caso un buen amigo y con más conocimiento que yo del tema del que se me ocurrió hacer un comentario sobre el lugar de nacimiento de Andrés Laguna, me ha hecho reconocer mi error, y rectifico porque aunque no sea muy de mi agrado estar errado, es preferible a estar herrado.

 Decía en mi escrito del pasado día 6, que publicado ha sido en nuestro querido Adelantado, que el insigne segoviano Andrés Laguna había nacido en el segoviano barrio de San Lorenzo, craso error puesto que el doctor don Andrés Laguna nació en el segoviano barrio de la Judería y donde hoy día se puede visitar la Casa que lleva su nombre.

 Gracias amigo porque yo eso ya lo sabía, pero  mi embotado cerebro de 88 años, le gastó una broma a mi memoria, y lo confundí con otro ilustre segoviano, que había nacido en el mencionado barrio de San Lorenzo, más o menos por la misma época, el insigne Jerónimo de Aliaga. ¿Y porqué confundí ambas circunstancias y a ambos tan ilustres segovianos?, por una razón muy sencilla: las mentes que tienen tantos años como la mía, todo lo dejamos al baúl sin fin de la memoria, y somos tan ilusos que nos creemos saber tanto de nuestra querida tierra, cuando tanto ignoramos de ella, que en lugar de acudir a los libros, nos fiamos de la memoria, que no deja de ser la inteligencia de los burros, en lugar de echar mano de nuestra biblioteca.

 Muchas veces le digo a mi corrector y amigo, cuyo nombre oculto porque, en su modestia, tal vez dejaría de hablarme si lo cito: ¿cómo eres tú capaz de recordar tantas cosas, sin equivocarte?. No me responde, sólo sonríe.

 Pero lo cierto es que cuando se tiene una mente de 88 años como la mía, no se puede conservar en ella todo lo que la memoria tiene acumulado, y como no hay mal que por bien no venga, mi error me ha dado base para instrumentar este nuevo escrito, sobre aquél otro insigne segoviano que se fue a hacer las Américas y que tomó parte junto con Pizarro en la conquista de Perú, donde como una reliquia se sigue conservando en Lima lo que fue su casa, la casa de Jerónimo de Aliaga.

 Pues Jerónimo de Aliaga, nace según dicen las crónicas de la época en la “Collacíón de San Llorente”, en cuyo barrio, hoy San Lorenzo, el Ayuntamiento de la capital segoviana abrió al tráfico una vial con su nombre que conecta la Vía Roma con la calle de Cardenal Zúñiga, cruzándose con las de Antonio Coronel y El Pozo, en la inmediaciones de las de Echar Piedra, Santa Catalina, Los Vargas y la propia y bellísima plaza de San Lorenzo.

 Laguna nace en La Judería el año 1499, y Aliaga en el Barrio de San Lorenzo en 1508, (estos datos sí los he sacado de los libros, porque casi ni me acuerdo cuando nací yo), y me pregunto, habiendo nacido en la misma ciudad con una diferencia de 9 años, y siendo ambos, dos segovianos ilustres:¿se conocieron entre ellos?. ¿Cuántos habitantes podía tener la Segovia de aquella época?.

 Y celebro haber tenido un error porque me ha dado pie para rectificar y poder argumentar este otro escrito que, a lo peor, tiene más errores que el anterior. Es un decir.

domingo, 15 de abril de 2018

EUROPA AÑO 2018




                                                             ANDRÉS LAGUNA                                            

                                                   (Europa 2018)



 Hoy viernes 6 de abril de este desdichado año de 2018, y ya explicaré el porqué, ha caído en mis manos un ejemplar de un diario de tirada nacional en el que a doble página se habla, lo de menos es por qué motivo, de uno de los hijos más ilustres que ha dado la tierra segoviana, nacido en su capital que, anticipándose quinientos años a lo que quería ser la unidad de Europa, pronunció en Colonia, en 1543 su discurso  “Europa que por sí sola se atormenta”, el doctor Andrés Laguna, desconocido para muchos segovianos.

 Andrés Laguna, hijo de una familia conversa, nació en el segoviano barrio de San Lorenzo en el año 1499 lo que en la fecha de su nacimiento, era considerado extramuros, de la ciudad, barrio en el que casi quinientos años después vivió el autor de este escrito.

 Debería explicar el por qué, y lo digo sin ambages, cuando se ha querido crear esa ficticia e inexistente Unión Europea, hace más o menos veinte años, ya este neófito e indocumentado segoviano dijo lo mismo que Andrés Laguna había preconizado quinientos años antes: “la unión europea es una utopía, no existe, no puede existir mientras haya gentes que no piensan igual, que no se rigen por las mismas leyes, que no viven de igual manera, que hablan distintas lenguas, que tienen diferente economía, en definitiva que nada tienen en común unos pueblos con otros.

 Si en estos momentos cruciales de la vida social y política española, estamos desunidos los distintos pueblos que componemos la vieja piel de toro, a pesar de tener una  lengua y unas costumbres comunes, ¿cómo vamos a estar unidos los europeos?, lo que para los españoles es un “Golpe de Estado”, para los teutones es una travesura de chiquillos. ¿Cómo podemos estar unidos con semejantes diferencias de culturas y de leyes?; con razón varios países de Europa se han salido de la Unión, en la que, por otra parte, quieren hacer hueco a países asiáticos como Turquía, y otros musulmanes en los que todavía se corta la mano al ladrón y se lapida a la mujer adúltera.

 Ya desde el primer año de este siglo, el  segoviano que esto suscribe ponía en tela de juicio aquella utopía con la llegada del Euro a nuestros bolsillos que vino a arruinar nuestra ya paupérrima economía, porque no tiene el mismo valor el euro en el bolsillo de alemanes, franceses, italianos, suizos o belgas que en el de los habitantes de este lado de los Pirineos que siempre nos han separado de Europa.

 Varios artículos tengo escritos al respecto como “El euro ha muerto” publicado en El Adelantado de Segovia el 16/10/2000; “Adiós, peseta, adiós” en el mismo diario el 29/01/2002, y alguno más, augurando al euro menos años de vida que a nuestra querida peseta.

 Y parafraseando a aquél mi insigne antecesor y paisano, en su discurso de 1543 en Colonia, hace casi quinientos años, hoy vengo a decir: ¡pobre España que por ti sola te atormentas y te destruyes!.

lunes, 2 de abril de 2018

LOS MISERABLES


                                           LOS MISERABLES

 En alguno de mis innumerables escritos he pronunciado esta sentencia: “La edad no te permite hacer cosas que de más joven hacías, pero si te permite decir cosas que de más joven no decías”.

 Hoy recordando la más que famosa novela del genial poeta, escritor y político francés Víctor Hugo, condenando a la los dirigentes políticos de la Francia de su época, por la ruinosa vida a la que venían torturando a los “sans coulottes”, la desharrapada clase de los pobres, a la que hacían morir de hambre, y vivir en las cloacas.

 Víctor Hugo llamaba miserables a todos aquéllos que estaban oprimidos por la bota napoleónica, pero en el fondo de su pensamiento subyacía quiénes eran los auténticos miserables, ¿los oprimidos o los opresores?.

 Desde que el mundo es mundo, en todas aquéllas antiguas civilizaciones, los poderosos trataban a latigazos a los pobres y esclavos, para hacerles construir grandes palacios en los que ellos vivían como reyes o emperadores.

 Nos encontramos en plena Semana Santa; al tiempo que en todas las cadenas televisivas nos muestran con gran boato todas esas imágenes de la Pasión de Cristo, con maravillosas esculturas cargadas de ricas telas de seda y adornadas con infinidad de piedras preciosas, costosas joyas, candelabros de plata; nos exhiben por otra parte películas en las que los miserables gobernantes de cada época, egipcios, fenicios, romanos, maltrataban a los esclavos y martirizaban a los cristianos.

 Y hoy me pregunto: ¿quiénes son los miserables que nos gobiernan y que nada hacen por mejorar las condiciones de vida de los pobrecitos españoles de a pie?. ¿Quiénes pactan los sueldos que deben percibir los trabajadores?.¿Quiénes negocian las irrisorias pensiones que perciben muchos jubilados?

 ¿Dónde están los miserables, restregando sus sucios culos en los asientos parlamentarios de las diecisiete Españas?. ¿Dónde están los miserables repartidos en infinidad de cargos públicos cobrando suculentos sueldos que les pagamos los honestos contribuyentes?. ¿Dónde están los miserables exentos del pago de impuestos?. ¿Dónde están los miserables que están convirtiendo España en el más miserable de los pueblos?.

 Al final los “sans coulottes”, los miserables de Víctor Hugo, inventaron la guillotina; no quisiera yo hacer apología de la violencia, no hay que andar cortando pescuezos, pero recordando el genial cuadro de nuestro inmortal don Francisco de Goya y Lucientes, “a garrotazos”, tendríamos que andar los miserables españoles tras aquéllos mucho más miserables que se han adueñado de las riendas del establo (perdón el Estado).

¿Leerán esto?, ¿se lo contarán? Es un decir. No sé si merecerán un soneto grotesco

 Al gobierno llegaron en tropel

centenares de moscas ambiciosas

que presas se quedaron por babosas

con sus patas pringosas en la miel.

 Querían repartirse aquel pastel

robando con sus manos asquerosas,

y al pueblo sepultaron en las fosas

del hambre de las mesas sin mantel.

 No se ocuparon, no, los miserables

de mejorar los sueldos y pensiones

y desterrar del pueblo la pobreza.

  Sus conductas han sido reprobables,

expoliando las cajas y cajones,

¡noble pueblo!, levanta la cabeza.