lunes, 30 de noviembre de 2015

ALCALDESADE MADRID



                                       BELENES Y CABALGATAS
                                 
 La alcaldesa de Madrid no ha tenido infancia, lo hace suponer la persecución que desde su alto cargo está haciendo de los actos, tradiciones y costumbres que tanto vienen ilusionando desde hace más de dos mil años a los niños de todo el mundo cristiano,
porque a quiénes más felices hacen las festividades de los Reyes Magos de Oriente y las representaciones belenísticas es precisamente a los niños, porque los mayores estamos ya de vuelta de todo eso.
 No sé si la señora CARMENA, alcaldesa del primer municipio de España ha sido niña alguna vez o ha tenido hijos y nietos como para poder comprobar la ilusión que en ellos hacía la contemplación de un Belén, o la alegría que hayan podido sentir desde sus cortos años esperando la llegada de los Reyes Magos con los juguetes a ellos destinados.
 En otros pueblos de no tan arraigado cristianismo como el nuestro esas celebraciones vienen representadas con la presencia de otros míticos personajes como pueden ser Papá Noël, o Santa Claus, y se me ocurre preguntar: ¿si en esos pueblos se le ocurre a alguna persona abusando de su cargo político, suprimir o negar la llegada e esos personajes íntimamente unidos a la Natividad de Cristo, qué pasaría?, ¿se lo consentiría el pueblo? ¿o la correrían a palos con una escoba?.
 Pues eso es lo que menos se merece la alcaldesa de Madrid al prohibir la colocación de belenes en espacios públicos, o la supresión de las cabalgatas de Reyes en su municipio.
 Lo que no deja de ser un infanticidio, matar la ilusión de los pequeños.
 Esa actitud no es otra cosa más que una venganza, una venganza política, una represión, una dictadura que a los que más castiga es precisamente a la población infantil.
 Parece ser que los argumentos que aduce la tal alcaldesa son que en Madrid no todos son católicos; en contraposición a ello ya se dice por ahí que no todos los madrileños son maricas y sin embargo sí permite la cabalgata del “orgullo gay”, lo cual, mirado desde ese punto de vista, no pasa de ser una identificación con determinadas actitudes en contraposición con la persecución de que hace objeto a los temas de la religión católica, porque no creo que amparándose en la situación aconfesional del Estado, sea capaz de prohibir la celebración del Ramadán a los musulmanes o la fiesta del dragón a los chinos.
 La señora alcaldesa está confundiendo el culo con las témporas, pues está confundiendo las ancestrales tradiciones de los pueblos y de las gentes con el sentido de religiosidad que esas tradiciones representan.
 Tal vez haya tenido una niñez frustrada porque sus progenitores no le trajeran regalos en la fiesta de los Reyes Magos.

jueves, 19 de noviembre de 2015

A DON PEDRO SÁNCHEZ



                                  EL VOTO DE LA INFANCIA

  El Pedrito está pidiendo el voto para los chavales de 16 años, es decir, Pedrito está buscando el voto de los niños. Me da que los interfectos se lo van a tomas a guasa.
 Cuando yo tenía 16 años, a los de mi época no nos planteaban ese problema, porque
entonces no existía la posibilidad de votar, políticamente hablando se entiende; entonces te lo daban hecho, si te guste el chocolate te lo tomas y si no te gusta te lo tragas.
 En aquel entonces los chavales teníamos otros problemas, mucho más acuciantes que lo de poder votar. Teníamos que buscarnos las habichuelas. No como hoy que te metes en un partido político y ya has hecho la carrera. ¿Verdad Pedrito?.
 Algunos o muchos, teníamos que trabajar y estudiar al mismo tiempo.
 A los 16 años, yo estaba en 6º. de bachiller, de aquél bachiller que duraba 7 años y del que dábamos 14 asignaturas en un curso: Lengua y literatura, matemáticas, Ciencias Naturales, Geografía e Historia, Física y química, Filosofía, Lenguas vivas francés y alemán, Lenguas muertas, latín y griego, educación física, Religión y de remate Educación del espíritu del Movimiento; no sé si me he dejado alguna, pero cuando los chicos de la época terminábamos el bachiller, éramos una enciclopedia. 
 Cuando salía de clase, a una Gestoría a hacer de chico de los “recaos”, por las propinas; no había salario base ni pensión de paro. ¡Cómo para pensar en el voto!. Así se forjaba la vida de los niños de la guerra, no de los que con sus padres se fueron a Francia o a Méjico, sino de los que con dos cojones tuvimos que quedarnos aquí para levantar España, esta España de mierda que nos han creado los políticos corruptos, y para recabar el voto inmaduro a los que acaban de empezar a vivir.
 En nuestros ratos libres, que no eran muchos, hacíamos deporte, el fútbol con una pelota de trapo, natación en el río y sin taparrabos, entonces no había piscinas, frontón en la pared de la iglesia con pelotas de cuero que nos hacíamos nosotros mismos, metiendo un pequeño guijarro en su núcleo, cazar pájaros con tirachinas de goma, pescar con un artilugio que nos hacíamos con una ramita verde y un imperdible en la punta. Lo mismo comíamos un lagarto recién cazado que un pez recién cogido en el río; ¡tiempo teníamos para pensar en el voto!. Cuando nos quedaba tiempo para chicolear, lo teníamos difícil, para robarle un beso a una chavala o tenías que ser muy atrevido o ella muy puta.
 ¿En qué realidad cree que vive hoy el Pedrito?. Más le valiera no meter a los chavales en política, en esa política que está hundiendo España, en la que se están haciendo ricos cuatro sinvergüenzas., desde Ayamonte al cabo de Reus.
 De aquella generación salieron muchos sabios, literatos, científicos que han esparcido su sabiduría por los cuatro continentes, fuera de España; los mediocres nos quedábamos en la cuneta, sin atrevernos a ir más allá de nuestras fronteras, para que niñatos políticos vinieran a pedir el voto inmaduro de los niños.
 Así nos se arregla España, así lo único que se arregla es el mondongo de cuatro políticos incompetentes. Hay cosas mucho más importantes que resolver en España.
 Al loro don Pedro que hay mucho qué hacer por el pueblo, antes de pedir el voto a los niños.

martes, 17 de noviembre de 2015

LA BARBARIE YIHADISTA



                                         UN HECHO ATROZ
 En general no me gusta escribir sobre temas o asuntos de los que todo el mundo escribe y se llenan páginas y páginas de periódicos y otros medios, porque parece que aprovecha uno el oportunismo de la noticia, o que no tiene imaginación para escribir sobre otra cosa.
 Pero en esta ocasión ante la barbaridad de ese acto terrorista cometido por esos fanáticos yihadistas en aras de su religión, no puede uno permanecer callado, es más, deberían alzarse con las más enérgicas protestas y rechazo ante el salvajismo  el clamor de todas las gargantas unidas del universo entero.
 Ante ese acto vandálico cometido en París que ha venido a causar la muerte de 139 inocentes que nada tienen que ver con el fanatismo de esos bárbaros que no se merecen haber nacido, el mundo civilizado tiene que reaccionar de la manera más enérgica.
 Pero ¿de qué forma?. Habrá muchos que piensen, asesinando a los asesinos, y entonces nos convertiríamos en gente de la misma calaña que ellos.
 ¿Y qué hacer?. ¿Cómo reaccionar ante el terrorismo?. No sólo para castigar, que es preciso, porque ningún crimen debe quedar impune, sino para erradicar semejante lacra y que no vuelvan a producirse actos como ese. Los más violentos pensarán, arrasando a su pueblo entero pero, ¿Cuántas gentes de su pueblo son pacíficas y no tienen culpa alguna de que entre ellos convivan los exaltado asesinos?.
 Pero, contra las alimañas no hay más que una solución, aplastarles la cabeza por muy bárbaro que sea hacerlo. La doctrina del Corán es muy explícita: “cuando encuentres al infiel, mátalo y haz con él una carnicería” ¿Hay que responder igual?
 Hoy cabe preguntarse: ¿con tantos miles de millones como se gastan los países del mundo, en muchos casos en cosas inútiles, no podrían dedicar alguna partida de sus presupuestos en la creación a nivel mundial, de un cuerpo especial destinado a investigar, sitio por sitio, lugar por lugar, dónde se encuentra el terrorismo, sea del origen que sea, y prevenir ataques como el ocurrido en París, o el de las Torres de Nueva York, o el de los trenes de Atocha en Madrid?. ¿Cómo se puede dar el caso de que tres de esos terroristas hayan sido identificados como habitantes en España y que el Ministerio del Interior no tuviera ni la más remota idea de ello?
 Todos esos crímenes, todas esas muertes ocurrieron, y sus autores, los auténticos autores han quedado impunes.
 Hoy los periódicos en sus portadas hablan de guerra, ES LA GUERRA. Los grandes periodistas o al menos los más conocidos, y otros personajes del mundo literario y lingüístico publican sus escritos, sus artículos, sus opiniones, para lucirse ante sus lectores, pero ni ellos ni los más publicitados políticos del momento, ofrecen o proponen soluciones de una persecución con éxito. Lo que escribimos los mediocres aunque digamos lo mismo, no se tiene en consideración, la diferencia estriba en que aquéllos tienen mayor audiencia, mayor número de lectores, aunque no siempre sean sus opiniones las mejores. Palabras, palabras, palabras, de los Rajoy, los Sánchez, los Rivera y no quiero citar a los Iglesias a pesar de su apellido, porque no hacen más que hablar, hablar sin sentido y sin ofrecer soluciones. Alerta 4 en España, dice el ministro de Interior cuando habría que sacar los tanques a la calle.
 Han pasado setenta años desde aquella bárbara solución que terminó con la segunda guerra mundial en Hiroshima y Nagasaki, murieron 262.000 inocentes. Hoy el mundo está más civilizado, a nadie se le ocurriría soltar una bomba atómica sobre ningún pueblo del mundo, sería algo tan atroz como el propio terrorismo, pero tal vez sería lo más eficaz. O los destruimos o nos destruyen
  Aquello fue una barbaridad pero, al menos hace 70 años, aquella barbaridad  terminó con una guerra, ¿cuántos más muertos hubiera habido si no se hace?

sábado, 14 de noviembre de 2015

BERTÍN OSBORNE / ARTURO FERNÁNDEZ



                                  UN PROGRAMA DE TELEVISIÓN
 De siempre he dicho que no veo la televisión, a lo sumo la miro, pero mirar una cosa no siempre significa que la estés viendo. Cuando alguien me pregunta ¿que es lo que más te gusta de la televisión?, invariablemente le respondo: apagarla.
 Son tan horrorosamente malos en general los programas que las distintas cadenas televisivas nos ofrecen a diario que me han hecho que considere odioso este instrumento que se supone que ha sido inventado para distraer a la gente y que lejos de ello lo único que hace es aburrirla.
 Encuentro fatalmente malas las distintas series que con el dinero de todos se vienen produciendo, la falta de imaginación de los guionistas, la falta de interés de los temas que en general tratan y aquéllas que se consideran como las de más éxito, resultan anticuadas porque llevan ya demasiados años tratando temas que ya caen en el aburrimiento y el ostracismo.
 Pero sin embargo esta noche he presenciado un programa que me ha producido un especial deleite, dentro de la sencillez del tema que abordaban los dos personajes protagonistas del mismo, por los que siempre he sentido una especial simpatía, por su forma de ser, por su manera de expresarse, por su naturalidad en la conversación, por su corrección en el lenguaje, por su manera de conducirse en la escena sin petulancia, sin engreimiento.
 El programa emitido por T V 1, más o menos a las diez de la noche, no era más que una entrevista que Bertín Osborne le hacía al genial actor Arturo Fernández.
 No era ni más ni menos que una conversación entre dos amigos en la que uno de ellos, más joven (aunque no tanto), le hacía preguntas sobre su vida al otro, algo más mayor (aunque tampoco tanto, porque yo tengo su misma edad, meses arriba o abajo). Y en cuyas respuestas yo encontraba un cierto paralelismo con mi propio pensamiento, porque nuestros pensamientos cuando se tienen tantos años, son los mismos o parecidos en todas las personas de bien.
 Cuando se nos pregunta sobre nuestros padres, cómo eran, cómo nos relacionábamos con ellos desde nuestra niñez, cómo los amábamos, si les expresábamos nuestro cariño desde nuestros pocos años. Cómo era nuestra vida de juventud, si teníamos pájaros en la cabeza que nos hacían pensar que nos íbamos a comer el mundo. Cómo fueron nuestros amores. Cómo son nuestros hijos, si hemos sabido hacer por ellos todo lo que podíamos hacer. Si los queremos tanto como nuestros padres nos quisieron o cómo ellos nos quieren a nosotros.
 ¿Acaso no son los temas más importantes en la vida de las gentes, de las familias que se aman?.
 Pues en esas cosas tan sencillas consistió la entrevista. Y vi a un Arturo Fernández con lágrimas en los ojos cuando a su mente venía el mundo de los recuerdos; lloro todos los días, dijo. No me extraña, pensé. También yo tengo mucho por qué llorar.
 Y le vi pletórico, feliz y sonriente, haciendo explotar de risa a su antagonista, cuando recordaba hechos, circunstancias o escenas vividas en su mejor juventud.
 Como Arturo, yo también me enrolé en un trabajo que no me gustaba, oficinista de banca, trabajo que siempre consideré provisional pero que ejercí durante 42 años, hasta que me liberé de él al cumplir los 60, para dedicarme a esto, a escribir, a hacer lo que me diera la gana.   
 Gracias Bertín, gracias Arturo por haberme hecho pasar una velada agradable frente al televisor. Con gentes así sobran todos esos programas procaces, de cotilleos, de insultos, de desprestigio entre unos y otros, de hablar a gritos todos a la vez, de saber quién se ha acostado con quién, que no hacen más que propagar la poca vergüenza que tienen muchos y muchas de los que intervienen en ellos.

domingo, 8 de noviembre de 2015

POBRE PUEBLO CATALÁN



                                       LOS SIETE NIÑOS DE ÉCIJA
                                               (Pobre pueblo catalán)

 España tiene en sus entrañas el enemigo más ruin que haya podido tener nunca pueblo  alguno, dicen que no hay peor cuña que la de la misma madera, y ahí tenemos “encuñados” en nuestras propias carnes, a los dirigentes catalanes, que no digo al pueblo catalán que tan orgulloso se siente de ser español y de pertenecer al reino de España y que no tienen culpa alguna de haber sido engañados por sus dirigentes, de haber elegido para que les explotaran, para que les engañaran y para que les robaran, a los políticos más ruines que pueblo alguno haya podido tener nunca.
 Ahí están los “Siete niños de Écija”, lo más canalla de toda Sierra Morena; “Va una partía, y el capitán se llama José María”; José María el Tempranillo; Diego el Pernales, Luis Candelas, Diego Corrientes, el Tuerto de Pirón, Tragabuches, Pasos Largos; ahora los siete niños de Écija y todos aquellos bandoleros que arriesgaban sus vidas por Sierra Morena, y por los Cerros de Úbeda o la Sierra de Guadarrama, no son andaluces, son catalanes, y en lugar de ir por aquellos montes penibéticos, merodean por la montaña de Monserrat, por Andorra, por Belice, por Las Caiman; el capitán no se llama José María, se llama Jorge  (en castellano) y  es de Barcelona, y mira tú que mala “follá”  fue a nacer el pollo el 6 de junio de 1930, tan sólo unos días antes de que yo naciera, pero aprendió a robar con una celeridad pasmosa, y enseñó a robar a toda la camada incluida la matrona.
 Y toda esta partida no llevan trabuco pero son mucho más ladrones que todos los bandoleros de aquella época juntos. ¿Qué podríamos decir de toda esta “partía”?. ¿Qué podríamos decir de ese senil, al que como a mí le quedan cuatro telediarios?. En la losa que venga a cubrir nuestro  cuerpo podrán poner: “aquí yace señor después de muerto, el cuerpo polvo ruin de un hombre bueno”, o poner: “aquí yace un sinvergüenza que no pudo llevarse todo lo robado”. Al fin y al cabo, todos nacemos para ir al mismo sitio y el tiempo cruel inexorable a todos nos lleva a la pavesa del silencio. ¿De qué te sirvió ser una mala persona si en un pis pas tienes que dejarlo todo aquí.?
 Aunque no sois dignos de ello, os voy a dedicar uno de mis SONETOS GROTESCOS.

 En pueblos y masías catalanas
han venido a nacer unos ladrones
que han llegado a robar muchos millones
a tontos que creyeron sus macanas.

 Les siguen unos pocos tarambanas
que quieren meter mano en los cajones
para seguir robando, maricones,
engañando a las gentes puritanas.

 Gran  pueblo catalán que habéis creído
el mentir de esos torpes dirigentes
y buscar la verdad no habéis sabido.

  Sólo buscan poder seguir robando
y engañaros a todos, buenas gentes,
si esos golfos os siguen gobernando