BELENES Y CABALGATAS
La alcaldesa de
Madrid no ha tenido infancia, lo hace suponer la persecución que desde su alto
cargo está haciendo de los actos, tradiciones y costumbres que tanto vienen
ilusionando desde hace más de dos mil años a los niños de todo el mundo
cristiano,
porque a quiénes más felices hacen las festividades de
los Reyes Magos de Oriente y las representaciones belenísticas es precisamente
a los niños, porque los mayores estamos ya de vuelta de todo eso.
No sé si la señora
CARMENA, alcaldesa del primer municipio de España ha sido niña alguna vez o ha
tenido hijos y nietos como para poder comprobar la ilusión que en ellos hacía
la contemplación de un Belén, o la alegría que hayan podido sentir desde sus
cortos años esperando la llegada de los Reyes Magos con los juguetes a ellos
destinados.
En otros pueblos
de no tan arraigado cristianismo como el nuestro esas celebraciones vienen
representadas con la presencia de otros míticos personajes como pueden ser Papá
Noël, o Santa Claus, y se me ocurre preguntar: ¿si en esos pueblos se le ocurre
a alguna persona abusando de su cargo político, suprimir o negar la llegada e
esos personajes íntimamente unidos a la Natividad de Cristo, qué pasaría?, ¿se
lo consentiría el pueblo? ¿o la correrían a palos con una escoba?.
Pues eso es lo que
menos se merece la alcaldesa de Madrid al prohibir la colocación de belenes en
espacios públicos, o la supresión de las cabalgatas de Reyes en su municipio.
Lo que no deja de
ser un infanticidio, matar la ilusión de los pequeños.
Esa actitud no es
otra cosa más que una venganza, una venganza política, una represión, una
dictadura que a los que más castiga es precisamente a la población infantil.
Parece ser que los
argumentos que aduce la tal alcaldesa son que en Madrid no todos son católicos;
en contraposición a ello ya se dice por ahí que no todos los madrileños son
maricas y sin embargo sí permite la cabalgata del “orgullo gay”, lo cual,
mirado desde ese punto de vista, no pasa de ser una identificación con
determinadas actitudes en contraposición con la persecución de que hace objeto
a los temas de la religión católica, porque no creo que amparándose en la
situación aconfesional del Estado, sea capaz de prohibir la celebración del
Ramadán a los musulmanes o la fiesta del dragón a los chinos.
La señora
alcaldesa está confundiendo el culo con las témporas, pues está confundiendo
las ancestrales tradiciones de los pueblos y de las gentes con el sentido de
religiosidad que esas tradiciones representan.
Tal vez haya
tenido una niñez frustrada porque sus progenitores no le trajeran regalos en la
fiesta de los Reyes Magos.