ÁGUILAS Y EL ADELANTADO DE SEGOVIA
Huyendo de los
rigurosos calores agosteños de Madrid, metí en una bolsa de viaje dos
pantalones cortos, dos polos, dos camisas y un bañador, prenda que al día de
hoy ya no sé como se llama, que si slip, calzón de baño, bermudas, y que en mis
tiempos de mozo llamábamos taparrabos y que era la expresión más exigua de lo
que nos poníamos los chicos para lanzarnos al agua en el río del pueblo
tapándonos las vergüenzas, y me dije : a la playa, me voy a la playa; y aquí
estoy en esta playa de “La Colonia”, en la bella ciudad de Águilas (Murcia),
capital de la Costa Cálida, a la que desde hace más o menos doce años, vengo
desplazándome para mitigar en lo posible esa ola de calor tórrido que en Madrid
nos viene azotando desde hace más de un mes.
Me dio lo mismo, los
calores de esta Costa Cálida, este año 2015 más cálida que nunca en esos 12
años que llevo viniendo, me han sorprendido de tal forma que ni siquiera dentro
del agua de la mar, podía soportar las altas temperaturas que fuera del agua
existían.
Para combatir los
calores, me aposentaba en alguna mesa situada en el dintel de alguna heladería,
o cervecería ubicada a lo largo del Paseo Marítimo, hoy Avenida de la
Constitución, aprovechando el aire acondicionado que por su puerta expulsaba,
frente a una copa de transparente vino de Rueda frío, y deleitaba mi paladar
con el frescor del delicioso líquido.
Es una costumbre,
ya casi convertida en manía; si no tienen el vino procedente la afrutada uva de
la denominación de origen Rueda, a poder ser y como buen segoviano, Blanco de
Nieva, de Santiuste o de Fuente de Santa Cruz, emigro a otro lugar o
borrachería donde lo pueda encontrar, aunque si no hay más remedio me conformo
con algún “blanco” de la Seca o de algún otro pueblo de la comarca
vallisoletana, donde los elaboran con la misma exquisitez.
Durante los doce
años que a estas latitudes estoy viniendo, el diario local de mi amada Segovia,
tenía la gentileza de hacerme llegar, como colaborador suyo que era, un
ejemplar de El Adelantado de Segovia que a diario pasaba a recoger a Lista de
Correos y donde tanto el Director como los empleados de sus dependencias me
conocían como el segoviano de El Adelantado, ejemplar que luego exhibía
orgullosamente ante los amigos de la tertulia matutina que a diario celebramos
en la popular Glorieta y que luego figuraba en algunas fotografías que alguno
de los asistentes realizaba de la tertulia.
En la primera
reunión tertuliana que este año se ha celebrado con mi presencia, lo primero
que me han preguntado ha sido por El Adelantado de Segovia y que si ya no era
colaborador después de tantos años. Les he contado una mentirijilla, diciendo
que como no estaba seguro de si iba a venir por estos pagos, no les he
facilitado mi dirección. También me han preguntado en la Biblioteca Pública
donde después de leerlo solía dejar el ejemplar.
Hoy para no estar
desinformado de lo que en Segovia ocurre, me suelo conectar a través de
Internet, pero no es lo mismo, dado que por este medio no puedo leer más que
los enunciados privándome de leer y comentar con los amigos tanto los artículos
de opinión, como el desarrollo de las noticias.
Es triste, pero en
Águilas, El Adelantado y los temas de Segovia que durante tantos años han
estado presentes, han dejado de ser noticia, al faltar la presencia física de
su diario local, aunque personalmente siga hablando de Segovia por donde vaya.