viernes, 7 de noviembre de 2014

UNOS DÍAS EN SEGOVIA



                                          UNOS DÍAS EN SEGOVIA
 Llevaba unos meses queriendo venir a pasar unos días en ésta mi querida ciudad; desde el mes de abril en la Semana Santa no había vuelto a venir, a pesar de que la distancia entre la villa de Madrid en la que habito y la Ciudad de Segovia donde me crié, es tan sólo de unos 60 minutos por carretera.
 Lo cierto es que en Madrid mi jornada está repleta de actividad, de pequeñas cosas que llenan mi día, cosas nada importantes pero que hacen que mi mente se mantenga en acción pensando en lo que tengo que hacer día a día. La barriada en la que habito me es tan habitual, tan conocida como en otros tiempos me fuera la famosa calle Real.
 Mi barriada madrileña es la de la Puerta del Ángel, que comprende desde el Puente de Segovia (prolongación de la calle Segovia) hasta el Alto de Extremadura, con una población de más o menos la mitad de la que Segovia tiene, pero con una actividad comercial permanente tanto a lo largo del Paseo de Extremadura como de sus múltiples calles del entorno.
 En la plaza de la Puerta del Ángel existe un monumento dedicado a Beatriz Galindo, La Latina, preceptora que fue de la Reina Isabel I de Castilla, descubridora del Nuevo Mundo, y del que son autores un arquitecto segoviano don Joaquín Roldán Pascual y otro segoviano de adopción el escultor don José Luis Parés, cuya esposa es natural de Valseca localidad segoviana en la que el matrimonio tiene su segundo hogar. Por tanto se podría decir que vivo en Madrid en un barrio al que podemos considerar una prolongación de Segovia.
 También podría decir, sin ánimo de petulancia, que en mi barrio madrileño en el que llevo viviendo desde hace cincuenta años, soy casi tan conocido como en otro tiempo lo fuera en la ciudad segoviana.
 Y en esta mi nueva visita a Segovia a la que llegué el lunes 27 de octubre, me he encontrado con una calle Real vacía de gente, casi desierta. Eso sí, puedo decir que me ha sorprendido la gran profusión de comercios de modas, en grandes espacios, muy bien iluminados, con instalaciones muy modernas, escaparates con exhibición bien dispuesta de prendas y artículos, que podrían hacer competencia a las famosas tiendas y comercios de la madrileña Milla de Oro, y que han venido a sustituir a las antiguas tiendas y comercios, dando a la famosa calle un aspecto más cosmopolita y moderno.
 Podríamos decir también que se me antoja un derroche de exposición para la escasez de transeúntes durante los días laborables de la semana, eso sí, llegado el fin de semana, el aspecto de la calle Real cambia de signo por la afluencia de público pero que en nada se puede comparar con aquella calle Real de hace más de cincuenta años por la que no se podía transitar más que a codazos y empellones por la gran afluencia de segovianos que por ella transitábamos, intercambiando saludos unos con otros.
 Y hay algo más que me ha sorprendido: el día 31 de octubre víspera de la festividad de todos los Santos, transitaban por la calle Real montones de niños y jovenzuelos con disfraces y atuendos estrafalarios que iban entrando en los comercios a pedir el “aguinaldo”. En mis más de treinta años de residir en Segovia jamás existió tal costumbre en esta fecha; en aquel entonces el “aguinaldo” se pedía por Navidad y se solicitaba tanto en comercios como en casas particulares ante las cuales se cantaba un villancico con acompañamiento de panderetas y zambombas.
 El pedir hoy un aguinaldo sin más que porque sí, ataviados con ropajes estrafalarios por ser el día de todos los Santos no pasa de ser un snobismo que no tiene significado alguno, pero rindiéndonos a la evidencia es una muestra de modernismo importado.
 ¡Cuánto han cambiado algunas costumbres entre las gentes de Segovia, de mi Segovia, de aquella Segovia en la que pasé más de 30 años de mi vida, aquella Segovia en la que han nacido tres de mis hijos, aquella Segovia a la que llevo grabada en mi pensamiento y en mi corazón aunque no venga con mucha frecuencia a pasar unos días en ella.

1 comentario:

  1. me parece interesante la observación de la escasa afluencia de gente en la calle real de Segovia y es que antes salíamos a pasear por las calles y ahora no. ahora salimos a consumir y como no da el bolsillo para gastar entonces nos quedamos en casa.
    además hace frío.

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