EL NOVIO MUERTO
Ya está su cuerpo sobre el mármol frío,
tiesa la frente, lívido el
semblante,
y yace muerto aquel mozo arrogante
hundida la cabeza en el vacío.
Como las flores mustias del estío,
desmayada a sus pies está su amante;
y un agrio beso flota en el instante
de la noche febril de su amorío.
Bajo su pelo negro, enmarañado,
ya no hay luna ni sol ni noche y día
ni besos de un amor apasionado.
Sólo silencio junto al cuerpo inerte,
llanto, suspiros, trágica agonía,
no hay vida ni hay amor, tan solo hay muerte
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