DON RODRIGO EN LA
HORCA
Nunca escribí
ningún soneto a Rato,
el gran mago en el uso de tarjetas
que tapando su cara con caretas,
trincaba los dineros sin recato.
Cuando dieron la
orden de “a rebato”,
¡a sacar el dinero!, ¡qué puñetas!
asaltaron cual putas marionetas,
los cajeros al toque de silbato.
Los que antaño le
vieron como honrado,
incapaz de apropiarse de lo ajeno,
y dejó a todo el mundo defraudado.
Al saber que
había sido descubierto
quiso engañar, pasándose por bueno,
mas de lo que le acusan es muy cierto.
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