EL
ARTÍCULO NÚMERO 1.000
Hace de esto más o menos doce años, cuando
siguiendo los pasos de mi querida hija Beatriz, que desgraciadamente hace ya seis
años que no está entre nosotros, vine a ubicarme una Semana Santa en esta
cálida y hermosa ciudad de Águilas; volví después en el verano, y desde
entonces, he seguido viniendo en El Carnaval, Semana Santa y Verano, porque
aparte las bellezas de esta tierra, siempre he encontrado una más que buena
acogida entre sus gentes, donde me han dispensado su amistad muchos aguileños y
lorquinos en cuya matinal tertulia diaria de la Glorieta, nos reunimos para
hablar de lo divino y de lo humano.
Desde mi llegada, y dada la manía que tengo de
escribir, aunque sean cosas fútiles y mal expuestas, comencé a colaborar con
mis escritos en el antiguo Faro de Águilas, entonces regido por Sergio Jerez y
que poco después tuvo que cerrar por el escaso número de lectores que tenía; y
fue entonces cuando Sergio me presentó a Juan Antonio Cánovas, a la sazón
regidor y factótum del diario digital Águilas Noticias, que me ofreció sus
páginas, nombrándome colaborador, y en cuyo diario vine a publicar el primer
artículo un día 20 de septiembre del año de gracia de 2005, dedicado a la
Virgen de los Dolores con motivo de cumplirse el 2 de octubre de aquel año el
150 aniversario de su entronización como Excelsa Patrona de esta Villa
aguileña.
Han transcurrido todos estos años, y el día 29
de marzo de este año 2017, Águilas Noticias, publicaba mi artículo 999; y no
sabiendo qué decir en el próximo artículo que será el número MIL de los
publicados en este medio, he optado por dedicarlo, como aquel primero, a la
Excelsa Patrona de la Villa, dado que estamos a las puertas de la Semana Santa
y que el próximo día 7 de abril es Viernes de Dolores y, como cada año, se
realizará la ofrenda de flores en la aguileña Glorieta, lugar de encuentro de
vecinos y visitantes.
Y al efecto vengo a colgar aquí los versos que
entonces le dediqué como homenaje a su patronazgo.
MOCITAS
ECHADLE FLORES
Mocitas, echadle flores
para
que adornen su talle
que va
a pasar por la calle
La
Virgen de los Dolores.
Mirad sus ojos velados
por el
dolor de la muerte
de su
hijo bien amado,
clavado
en la cruz, inerte.
Ved las manos extendidas
que
están pidiendo consuelo
y su
mirada perdida
en los
azules del cielo.
Y ese pecho acongojado
que
late dentro del cuerpo
y el
corazón desgarrado
contemplando
al hijo muerto.
Y esa lágrima prendida
del
filo de sus pestañas,
y esa
cara dolorida
que le
muerde las entrañas
¡Virgencita!, no me llores
cuando
pases por mi calle,
que yo
voy a echarte flores
para
que adornen tu talle;
Que yo iré con mi pañuelo
para
enjugarte tu llanto
y
arroparte con tu manto
para
llevarte consuelo;
Y te daré mis amores,
y con
pétalos de rosas
alfombraré
primorosas
las
calles, pero no llores.
Echadle flores, mocitas,
mocitas
echadle flores,
alegradle
su carita,
arrancadle
sus dolores.
Mocitas echadle flores
para
que adornen su talle,
que va
a pasar por la calle
La
Virgen de los Dolores.
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