sábado, 29 de abril de 2017

LA REVANCHA DE LA IZQUIERDA


                                  LA LEY DE LA REVANCHA HISTÉRICA



 Lo inventó aquel nefasto gobernante al que llaman Zapatero, el peor gobernante de la Historia de España desde Fernando VII, queriendo tomarse la revancha basada en el hecho incierto de que su abuelo fue una víctima del régimen franquista, cuando la historia ha venido a demostrar que lo que decía no era más que una falacia.

 Ahora 80 años después de aquellos hechos que llevaron a España a una guerra civil, los revanchistas vienen a vengarse de aquellas personas que de alguna forma destacaron durante aquella larga etapa aunque no tomaran parte en forma alguna en la contienda, sólo por el mero hecho de haber vivido en ella, quitándoles los nombres que les fueron  asignados a muchas calles de distintas poblaciones, para sustituirlos por nombres de otras personas, muchas de ellas desconocidas y sin mérito alguno que les pueda hacer acreedores a tener su nombre en ninguna calle, distinción que en mi modesta opinión sólo debe quedar reservado a  aquellos hijos preclaros de cualquier lugar, ciudad o pueblo.

 Flaco favor le hacen a su pensamiento ideológico, y a su corta inteligencia el hecho de atribuir nombres de calles a personas anodinas y sin mérito alguno contraído con su ciudad, para ser distinguidas en ella asignándoles el nombre de una calle.

 Permisible podría considerarse el cambio si los nuevos nombres no les fueran atribuidos a otras personas por el mero hecho de ser opuestas a aquel régimen, pues en definitiva no dejan de seguir recordando aquella etapa y los vestigios de aquella guerra.

 Más lógico sería, huyendo del sectarismo y revanchismo dar a esas calles los nombres de plantas, flores, pájaros, animales, accidentes geográficos, nombres de ciudades, continentes, estrellas, en lugar de dárselos a personas de la época franquista pero de la ideología contraria, pues por mucho que se empeñen quiénes lo hacen, seguirán recordando la guerra civil y el régimen franquista.

 Esos comisionados que han sido designados a dedo por quiénes hoy ostentan el poder administrativo en determinados lugares, pueblos o ciudades, no buscan en el cambio de nombres más que el revanchismo salido de su sectarismo de pensamiento ideológico.

 Queríamos democracia, eso es lo que tenemos, cuando el sentido de democracia no es comprendido y asumido por quienes gobiernan.






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