lunes, 5 de marzo de 2018

LA VIRGEN Y EL 8-M


                                              LA VIRGEN Y EL 8-M



 Revueltas deben andar las cosas por el Cielo cuando de allí nos mandan emisarios que quieren implicar a la Madre de Dios en esas algaradas feministas promovidas por las izquierdas más radicales.

 Soy de opinión y no me duelen prendas al decirlo que la mujer es el ser más sublime que sobre la Tierra existe: la madre, la novia, la esposa, la hermana, ¿quién puede haber tan miserable que no anteponga su devoción, su cariño, y su defensa ante el mundo, de cualquiera de ellas?.

 Por eso creo que no hace falta organizar algaradas callejeras un día al año, cuando todos los días del año debemos estar sublimando a la mujer y defendiendo sus más elementales derechos ante la sociedad en la que vivimos.

 Ahora bien, que todo un Sr. Arzobispo haya querido mezclar en esas algaradas callejeras, con sus manifestaciones a la Virgen María, puede ser considerado, cuando menos, como una incongruencia o tal vez, yendo más allá, una irreverencia en el pensamiento de tantos creyentes en la fe de Cristo.

 Con todos los respetos hacia tan alta dignidad de la Iglesia, no ha estado muy afortunado en sus manifestaciones: “La Virgen también lo haría”; no se puede bajar a Dios de los cielos, por mucho que se le ocurra a un purpurado. Dios, La Virgen y Cristo están muy por encima de las cosas terrenales que ocurren en el mundo.

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