jueves, 4 de septiembre de 2014

REFRANERO CASTELLANO



                                   REFRANERO CASTELLANO

 Hoy va a ir la cosa de refranes, de esos refranes con retranca de los que cuajada está la vieja lengua castellana y de los que el insigne don Miguel de Cervantes echaba mano para ponerlos en boca de sus grandes personajes don Alonso de Quijano y su fiel escudero Sancho. “Cosas veredes, Sancho”.
 Vengo a suponer, tal vez sea un craso error mío, que por aquella región española del nordeste en la que chamullan otra jerga distinta del resto de España, no alcancen a averiguar y menos a comprender el contenido filosófico del refranero castellano en el que cada refrán viene a ser una sentencia, aunque ello no es óbice para que su contenido no les pueda ser de aplicación a determinados homínidos políticos de aquel trozo de España en el que ellos moran o habitan y ejercen o han venido ejerciendo su despótico y abusivo poder político en perjuicio del pueblo.
 Y vengo a traer aquí una breve relación de la muy larga lista de refranes castellanos que vienen a tener relación con un antes y un después de un alto cargo en el gobierno de Cataluña, hoy venido a menos al haber sido descubiertos sus negros tejemanejes dinerarios abusando del poder de sus cargos políticos y metiendo la mano en el cajón.
 Y vamos a comenzar por: Quien mucho habla, mucho yerra; Por la boca muere el pez;
De tal palo tal astilla; De raza le viene al galgo . . . ; Puta la madre, puta la hija, puta la manta que las cobija; Dime con quién andas. . . ; Piensa el ladrón que todos son de su condición; Siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo; El que la hace, la paga; Hay más días que ollas; No hace tantas la zorra como pague en una hora; No la hagas y no la temas; Cuando las barbas de tu vecino veas pelar . . .; El que a hierro mata, a hierro muere, seguiríamos hasta lo indecible pero, para muestra un botón.
 Todos estos refranes y muchos más pueden ser de aplicación a todas aquellas gentes engreídas que por alguna circunstancia han venido a ocupar altos cargos, en la vida pública o privada y que han utilizado sus puestos para medrar, para enriquecerse ilícitamente, para avasallar a los demás,   para venganzas personales, hasta que llega el día en el que son descubiertas sus andanzas, sus trampas, sus fraudes, y entonces les empiezan a temblar las carnes, y les vienen grandes los pantalones porque se están giñando en ellos.
 No vamos a dar nombres pero hay muchos y todos conocidos a los que el primer castigo que les cae es que la Sociedad, sus amigos, sus avasallados, les empiezan a dar la espalda, y el mundo entero les empieza a llamar por su auténtico nombre, LADRÓN.

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