lunes, 7 de abril de 2014

VIVA EL FÚTBOL



                      EL PARTIDO

 El bar está cerca de mi casa; de vez en cuando, al regresar de mi paseo hasta el Puente de Segovia, entro en él para darle un refresco a mi garganta después de la caminata, tomándome una cerveza bien fría y abstraerme sin pensar en nada
 Jose, sin acento en la E porque es como todo el mundo le llama, dueño del bar, es un forofo hasta la médula del Real Madrid, y a su bar acuden todos los forofos de la barriada cuando su equipo juega, para animarle con sus gritos, de forma tal que yo, que no soy nada aficionado al fútbol, me entero desde casa cuando el Real marca un gol, antes de que lo diga la televisión, por los gritos desaforados de sus seguidores.
 Otro tanto me ocurre cuando el Atlético de Madrid juega en el estadio del Manzanares, porque los gritos del graderío me llegan hasta la casa transportados por el viento, cada vez que el Atleti, como le llaman cariñosamente sus seguidores, marca un gol. A veces mi esposa, a la que le gusta el fútbol menos que a mí, me pregunta: ¿cómo va el partido?, y le respondo: me da que va perdiendo porque no se oye ningún grito.
  Jugaba el Barcelona fútbol club, y cuando juega el Barcelona, toda la colonia de morenos y colores aceitunados que viven, habitan o moran por el barrio, acuden al bar de Jose, para animar a su equipo, ya que, no sé por qué extraña circunstancia todos los morenitos son forofos del equipo catalán. Yo creo que van para fastidiar a Jose.
 Cualquiera se puede imaginar la que se arma en el bar de Jose cuando ambos equipos Barcelona y Real Madrid o Real Madrid y Barcelona juegan el partido. Yo me limito a escuchar sin mirar la televisión, y a observar las reacciones de los seguidores de uno y otro equipo.
 Hoy, cuando he vuelto de mi paseo, al pasar por la puerta del bar he observado que no había mucha gente y ello me ha animado a entrar a tomarme mi refrescante cerveza.
 Jugaba el Real Madrid contra la Real Sociedad en Anoeta, y aunque como ya digo, el fútbol me la trae al pairo, iba observando a determinados personajes que sentados estaban cada uno a una mesa viendo el partido, para ver sus reacciones.
 Aunque como digo el fútbol no me interesa, porque además no entiendo de fútbol, ello no quita para que pueda estar algo informado de quien es Benzemá, Casillas, Ronaldo, Iniesta, o Messi, porque si no sabes eso no puedes salir a la calle por tu supino grado de incultura, ya que lo primero que te pregunta cualquier conocido con el que te cruzas por la calle es: ¿qué te pareció lo de ayer?, hay que ver cómo nos robaron el partido.
 Es más o menos como si no sabes quién es la Esteban que el primer día de publicación de su libro ya había vendido toda la edición, mientras que libros de Vargas Llosa, Lorca, Pepe Hiero, Machado o Juan Ramón dormitan en las estanterías de las librerías
llenos de polvo sin que nadie tire de ellos.
 Me acerqué a un asiduo del bar que seguía con toda atención el partido, gesticulando cada vez que el Madrid perdía un balón, o soltando el “UYYYY” cuando el balón se salía rozando el larguero, o soltando algún palabro como “cabrón” cuando el contrario le daba una patada al del Madrid, y le pregunté capciosamente ¿a usted le gusta el fútbol?. La respuesta fue contundente: a mí lo que me gusta es que pierda el Barcelona. 
 Pero si el Barcelona no está jugando le respondí. Me da igual, me gusta que pierda aunque no juegue.
 He aquí un ejemplo palpable de la “catalanofobia” que han creado algunos polítiquillos de aquella región del Nordeste de España, empezando por don Arturo el Más español de todos, “manque” le pese. Ver para creer. ¡Pobres ilusos!, no se dan cuenta de que están destruyendo Cataluña que no España.

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