TRES
CLAVELES
Tres claveles me
quedan todavía
en el triste jardín mustio y ajado,
tres tan sólo, porque uno me ha dejado
sumido en la tristeza y la agonía.
Y estos tres me confortan cada día
con tenerlos conmigo y a mi lado,
pues con ellos me encuentro consolado
y arrancado de mi melancolía.
Muy lento voy
bajando los peldaños
que me van acercando hacia la muerte
porque he vivido más de muchos años.
Ellos hacen que
siga mi alegría,
que olvide mi dolor y mala suerte;
¡tres claveles me quedan todavía!.
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