sábado, 3 de noviembre de 2018

DESENTERRANDO MUERTOS




                                            DESENTERRANDO MUERTOS



 Está el “chico nuevo” liado con sacar a los muertos de sus tumbas, en lugar de preocuparse por el bienestar de los vivos, y de una manera especial está emperrado en la exhumación (eufemísticamente hablando) de los restos mortales del General Franco que enterrado lleva más de 40 años en la basílica monumental de el denominado Valle de los Caídos; pero la Historia es la Historia y los hechos son los hechos por mucho que algunos quieran venir a cambiarlos.

 Personalmente poco me importa que quién tantos años lleva fallecido esté enterrado en un lugar o en otro, pero lo que sí es importante para todos los españoles es que se resuelvan los graves problemas que el pueblo tiene, en lugar de sacar a los muertos de sus tumbas.

 Y a tal efecto ha osado enviar un emisario, en este caso una emisaria a pedir audiencia al Vaticano, que nada tiene que ver con los asuntillos caseros de España, para entrevistarse con su eminencia el Cardenal Pietro Parolin, a la sazón Secretario de Estado del Vaticano,

que sabe de los asuntos de España más que lo que la emisaria Carmen Calvo le haya podido ir a contar, y a la que ha recibido con una beatífica sonrisa, como diciendo, ¿qué me vas a contar chiquita que yo no sepa?. Ha sido como mandar a Caperucita a debatir con el lobo.

 Por supuesto que no son comparables la preparación, la cultura, la sagacidad, la diplomacia, los conocimientos del mundo, de un Secretario de Estado de uno de los Estados más poderosos de la Tierra, con la bisoñez de una recién nombrada ministra, de un gobierno inexperto, que ha nombrado ministros y ministras a cualquiera que pasara por la calle de Ferraz.

 Eminencia, que he venido a exponerle, en este día de difuntos, si usted puede obligar a que los restos de Franco sean desenterrados, profanando su tumba, de la Basílica donde está, y al propio tiempo, que no sean enterrados (inhumados), en la Catedral de la Almudena, donde tiene comprada y pagada una cripta para la inhumación de su propio cuerpo y sus familiares.

 Con toda la diplomacia de tan gran diplomática persona, Monseñor le ha respondido: Sí maja, como se dice por mi segoviana tierra, veremos lo que se puede hacer. Y la moza se ha venido tan contenta para decirle al “chico nuevo”: todo resuelto Pedro, La Iglesia no se opone a nuestros deseos. Podemos desenterrar a Franco y enterrarlo en Mingorubio o dónde queramos, menos en Jerusalen porque podría resucitar al tercer día. ¡Vaya papelón que has hecho, Carmencita!

 Olvidaron Carmen y Pedro que Franco fue siempre un benefactor de la Iglesia Católica, que tenía poder para poner y quitar obispos, que sin pedir audiencia llamaba al Vaticano y decía: Santidad quíteme al Obispo de Solsona que está revolucionando a los catalanes, y me lo manda a Huelva. Y hecho.

 Cuando Monseñor Parolin se entera de la versión que Carmencita ha venido a contar a España, enseguida lo desmiente, con mucha diplomacia, pero lo desmiente, habla con Monseñor Osoro y le dice: eso es cosa del gobierno de España con la familia de Franco, la Iglesia no interviene ni debe intervenir en asuntillos de cocina, nos inhibimos y como dijo Bellido Dolfos: ni quito ni pongo Rey pero ayudo a mi señor, y al que Dios se la dé, que San Pedro la bendiga.

  Pedrito olvídate de las venganzas personales y gobierna si es que sabes. Es un decir.

  Buena historia para un día de difuntos, desenterrar muertos el día de ánimas.

  ¡Vaya asunto de Estado para ir a tratarlo al Vaticano!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario