viernes, 4 de marzo de 2016

EL CAMBIO POLÍTICO



                                               MI BUEN PADRE
                                            (Sesión de investidura)
 Decía mi buen padre, y permítaseme que siempre que  me refiero a mi querido padre le diga buen padre, y no mi pobre padre, que también lo era, pues nunca tuvo capital, que no digo fortuna, porque tuvo la fortuna de haber sabido formar una familia unida que se amaba entrañablemente, la fortuna de ser un buen trabajador, honesto, leal, honrado, afable y cariñoso que se hizo acreedor al aprecio, afecto y cariño de cuántos le conocían, y no le digo pobre porque por muy pobre que fuera siempre fue mucho más un hombre bueno.
 Pues decía mi buen padre, entre bromas y veras, que había cuatro clases de hombres: hombres, hombrillos, monicacos y monicaquillos.
 Yo le preguntaba: ¿y cómo puedes descubrir a los unos de los otros?; ellos solos se descubren hijo, me respondía; tú no tienes más que ser buen observador.
 Y viene a cuento esta catalogación habida cuenta de la mezcolanza de personajes que hoy están sacando brillo con sus posaderas a los asientos del Congreso de los Diputados.
 Ahí hay de todo; mientras están callados te pueden dar el pego, pero en cuanto les metes los dedos en la boca y empiezan a hablar, distingues a los unos de los otros. Los hay que hablan sin sentido, palabras, palabras, palabras, como decía el tonto del pueblo al señor cura: mucho predicar pero poco dar trigo.
 Podríamos remontarnos a los tiempos antiguos de nuestro Parlamento cuando en sus asientos de aposentaban, ya no los culos, sino las mentes más preclaras de la nación, de esa única nación que se llamaba España, y podríamos observar la forma un tanto ceremoniosa con la que unos parlamentarios se dirigían a otros, la exquisitez de las palabras en sus intervenciones, el respeto tanto hacia el cargo como hacia la persona y cómo el Sr. Presidente de la Cámara en la que se supone que radica la soberanía de la nación, hoy del pueblo, siempre era tratado como excelencia.
 Hoy mismo, sin ir más lejos hemos podido escuchar de labios de un parlamentario dirigiéndose al presidente del Congreso, cómo le decía: Por favor Pachi déjame dos minutos más. Esta forma de dirigirse a don Francisco López me parece no sólo una gran falta de educación, sino un gran insulto al pueblo español que viene a denigrar a quién ostenta la presidencia del segundo poder fáctico del Estado después del Rey.
 A lo largo de mi vida he tenido muchos contactos con gentes y amigos del Norte, que me contaban chascarrillos de vascos y me viene a la memoria aquél en el que se encuentran Xavi y  Patxi, y aquél le dice a éste: Coño Patxi me han dicho que tienes a tu mando 350 ovejas. Pues sí chico, así es pues. Y el Xavi le responde: Pues vaya belén que se  va a montar.
 Y en efecto, después de las intervenciones que han ido desgranando en el Congreso los hombres, hombrillos, monicacos y monicaquillos que hoy han estado sacando brillo a los asientos del Sancta Sanctorum de la política española, y han abierto la boca para decir MU, podemos llegar a la conclusión de que el Belén que se va a montar va a ser de coge pan y moja, convirtiendo en realidad aquel viejo dicho de mi buen padre.
 Nunca la Cámara había caído tan bajo, para vergüenza de los españoles.
 No por mucha vehemencia que se ponga en las palabras ni por mucho que se repitan siempre se tiene razón, y esto le ha venido a ocurrir al candidato a la investidura que por mucho que ha insistido en la política de cambio nadie le ha apoyado aparte de los de su bancada. Se ve que e pueblo no quiere cambios, que al menos hasta ahora en los lugares donde los ha habido, no ha habido más que una explosión de revanchismo.
 Los experimentos con gaseosa señor Sánchez.
 Le dedico otro de mis SONETOS GROTESCOS. Que lo disfrute.
                      EL CAMBIO

 Hay que ver, vaya circo que ha montado
el Pedrito y su tropa de payasos
que le votan en todos sus fracasos
de ese cambio que se ha desmoronado.

 Mil veces repetía empecinado:
el pueblo quiere un cambio en estos casos,
y nadie le ha seguido tras sus pasos
al darse cuenta que es un fracasado.

 Después de tan nefasta votación,
¿cómo puede explicar su plan frustrado?;
es algo que no tiene explicación.

 ¿Quién vota por el cambio?, qué ocasión;
el pueblo así enterrar quiere el pasado,
y vivir hoy en paz, es la cuestión.

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