MI BUEN PADRE
(Sesión de investidura)
Decía mi buen
padre, y permítaseme que siempre que me
refiero a mi querido padre le diga buen
padre, y no mi pobre padre, que también lo era, pues nunca
tuvo capital, que no digo fortuna, porque tuvo la fortuna de haber sabido
formar una familia unida que se amaba entrañablemente, la fortuna de ser un
buen trabajador, honesto, leal, honrado, afable y cariñoso que se hizo acreedor
al aprecio, afecto y cariño de cuántos le conocían, y no le digo pobre porque por muy pobre que fuera
siempre fue mucho más un hombre bueno.
Pues decía mi buen
padre, entre bromas y veras, que había cuatro clases de hombres: hombres, hombrillos, monicacos y
monicaquillos.
Yo le preguntaba:
¿y cómo puedes descubrir a los unos de los otros?; ellos solos se descubren
hijo, me respondía; tú no tienes más que ser buen observador.
Y viene a cuento
esta catalogación habida cuenta de la mezcolanza de personajes que hoy están
sacando brillo con sus posaderas a los asientos del Congreso de los Diputados.
Ahí hay de todo;
mientras están callados te pueden dar el pego, pero en cuanto les metes los
dedos en la boca y empiezan a hablar, distingues a los unos de los otros. Los
hay que hablan sin sentido, palabras, palabras, palabras, como decía el tonto
del pueblo al señor cura: mucho predicar pero poco dar trigo.
Podríamos
remontarnos a los tiempos antiguos de nuestro Parlamento cuando en sus asientos
de aposentaban, ya no los culos, sino las mentes más preclaras de la nación, de
esa única nación que se llamaba España, y podríamos observar la forma un tanto
ceremoniosa con la que unos parlamentarios se dirigían a otros, la exquisitez
de las palabras en sus intervenciones, el respeto tanto hacia el cargo como
hacia la persona y cómo el Sr. Presidente de la Cámara en la que se supone que
radica la soberanía de la nación, hoy del pueblo, siempre era tratado como
excelencia.
Hoy mismo, sin ir
más lejos hemos podido escuchar de labios de un parlamentario dirigiéndose al
presidente del Congreso, cómo le decía: Por
favor Pachi déjame dos minutos más. Esta
forma de dirigirse a don Francisco López me parece no sólo una gran falta de
educación, sino un gran insulto al pueblo español que viene a denigrar a quién
ostenta la presidencia del segundo poder fáctico del Estado después del Rey.
A lo largo de mi
vida he tenido muchos contactos con gentes y amigos del Norte, que me contaban
chascarrillos de vascos y me viene a la memoria aquél en el que se encuentran
Xavi y Patxi, y aquél le dice a éste: Coño Patxi me han dicho que tienes a tu
mando 350 ovejas. Pues sí chico, así es pues. Y el Xavi le responde: Pues vaya belén que se va a montar.
Y en efecto,
después de las intervenciones que han ido desgranando en el Congreso los hombres, hombrillos, monicacos y
monicaquillos que hoy han estado sacando brillo a los asientos del Sancta
Sanctorum de la política española, y han abierto la boca para decir MU, podemos
llegar a la conclusión de que el Belén que se va a montar va a ser de coge pan
y moja, convirtiendo en realidad aquel viejo dicho de mi buen padre.
Nunca la Cámara
había caído tan bajo, para vergüenza de los españoles.
No por mucha vehemencia
que se ponga en las palabras ni por mucho que se repitan siempre se tiene
razón, y esto le ha venido a ocurrir al candidato a la investidura que por
mucho que ha insistido en la política de cambio nadie le ha apoyado aparte de
los de su bancada. Se ve que e pueblo no quiere cambios, que al menos hasta
ahora en los lugares donde los ha habido, no ha habido más que una explosión de
revanchismo.
Los experimentos
con gaseosa señor Sánchez.
Le dedico otro de
mis SONETOS GROTESCOS. Que lo disfrute.
EL CAMBIO
Hay que ver, vaya circo que ha montado
el
Pedrito y su tropa de payasos
que
le votan en todos sus fracasos
de
ese cambio que se ha desmoronado.
Mil veces repetía empecinado:
el
pueblo quiere un cambio en estos casos,
y
nadie le ha seguido tras sus pasos
al
darse cuenta que es un fracasado.
Después de tan nefasta votación,
¿cómo
puede explicar su plan frustrado?;
es
algo que no tiene explicación.
¿Quién vota por el cambio?, qué ocasión;
el
pueblo así enterrar quiere el pasado,
y
vivir hoy en paz, es la cuestión.
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