EL PACHI
He indagado en los
diferentes diccionarios que tengo en casa, incluso el de la RAE, buscando el
significado de esa palabreja que las gentes del Señorío de Bilbao utilizan
coloquial y familiarmente para llamar a quiénes tienen el patronímico de Francisco
y no lo he encontrado, se ve pues que dicho vocablo es utilizado tan sólo por el pueblo a título
de apodo o alias con el que designar a los llamados Francisco.
En los muchos años
de mi vida en los que he pasado mis vacaciones veraniegas en el Norte, en la
hermosa villa de Laredo, provincia de Santander, que pronto se convirtió en la
playa de Bilbao por su proximidad al Bocho, tuve ocasión de convivir y trabar
amistad con muchos bilbaínos y también con algunos guipuchis que hasta Laredo
se desplazaban desde la provincia de Donosti, pero entre todos ellos no había
ningún Pachi, alias que se atribuía a un ficticio personaje que era
protagonista de infinidad de chistes y chascarrillos que se contaban entre los
vascos.
Pues bien; ahora
tenemos en la vida política de esta nación, en otro tiempo llamada España, a un
tal Pachi presidiendo ni más ni menos que el Sancta Sanctorum de la política,
el Congreso de los Diputados.
Aparentemente cabe
pensar que el tal Pachi pueda ser una persona pusilánime o pobre de espíritu
cuando no ha sabido imponer, al menos en las sesiones parlamentarias, su nombre
de pila que es el de Francisco Javier y que no ha sabido dignificar su alto
cargo cuando en la Cámara permite que le llamen Pachi en lugar de don Francisco, señoría o excelencia, cuando
algún parlamentario del tres al cuarto se dirige a su persona, puesto que, hace
unos días en una sesión parlamentaria, (aquí nos viene ahora una de esas dudas
de dicción en la que nos han metido los imperativos de la reforma del lenguaje
en defensa de lo femenino, pues no sé si decir una señoría o bien uno de sus
señorías), pero pelillos a la mar, diré uno de sus señorías, al dirigirse al
presidente le espetó, sin la más mínima corrección ni educación: “oye Pachi,
concédeme dos minutos”; semejante forma de dirigirse al Presidente de la
Cámara, me dio la impresión de que en lugar de estar en una sesión
parlamentaria, nos hallábamos en un taberna de compadreo tomando unos potes.
Pues bien, a esta situación de ordinariez y de poco respeto a las Instituciones
nos ha llevado cuando se ha abierto el portón del Parlamento y han entrado en tropel
aquellas clases que nunca debieron estar sentados en él, por lenguaraces y mal
educados
Y nos encontramos
en una situación en la que el Pachi queriendo hacer valer su autoridad
parlamentaria ha venido a exigir al presidente del Gobierno en funciones, bajo
la amenaza de denunciarle ante el Tribunal Constitucional, que se presente en
la Cámara para que explique la postura del Gobierno en el caso de la migración
de los refugiados sirios o la presencia de una nave en el mar Egeo.
El Pachi ( con
perdón) parece no haberse dado cuenta de que si el Gobierno está en funciones, no
menos en funciones lo está también el Parlamento, que hasta el momento no se ha
puesto de acuerdo para designar un nuevo Gobierno, y que según todas las
previsiones parece no ha de durar más allá del día 2 de mayo, fecha en la que
será disuelto para convocar nuevas elecciones, y que por otra parte, el Sr.
Presidente de la Cámara está dando muestras de parcialidad o sectarismo al
estar apoyando con su amenaza una iniciativa salida del propio partido político
al que pertenece, cuando cabe suponer que el Sr. Pachi va a estar en funciones
como presidente del Congreso menos tiempo que el Sr. Rajoy como presidente del
Gobierno.
No sé si se me
entiende por dónde van los tiros. “¡Eh! Pachi, vamos a tomar unos potes pues”. Pues lo dicho, unos a gobernar y otros a la taberna.
Todo este
galimatías me ha dado pie para dedicarle también a “Pachi” uno de mis sonetos
grotescos, porque me cae simpático, faltaría plus.
Esta situación me
ha dado pie para dedicarle a Pachi uno de mis sonetos GROTESCOS
PACHI PRESIDENTE
Ha llegado un tal “Pachi” al Parlamento,
Lendacari
del partido socialista,
que
lo fue, para dar alguna pista, …
¡qué
emoción!, sí señores, ¡qué momento!.
Le han nombrado presidente ¡qué tormento!,
muy
parcial en su juicio, oportunista,
sectario,
y se nota a simple vista,
da
la impresión de ser un esperpento.
Se le va el Parlamento de las manos,
no
sabe presidirlo, por supuesto,
hay
compadreo y gestos chabacanos.
Ser presidente es algo de respeto,
no
admitir que denigren ese puesto,
si
no es así, no aceptes ese reto
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