lunes, 7 de marzo de 2016

POLÍTICOS DE PROGRESO



                                                  LA CELESTINA

 Ciertamente no sé porqué se me ha ocurrido darle semejante nombre a este artículo que nada tiene que ver con los amores y desamores de Calixto y Melibea y mucho menos con la vida, tan lejana en la Historia, de su autor Don Fernando de Rojas.
 Me he basado para ello en el oficio de correveidile que ejercía Celestina entre la pareja de enamorados que susurraba en los oídos de la amante las lindezas y los peligros de los que siempre se hallaban rodeados los amores prohibidos de la época y los recaditos amorosos que ella le enviaba a su amado que con frecuencia eran los que la propia Celestina se inventaba para tenerles a ambos encelados. Qué bonito oficio pero qué ruin.
 Pues bien traspolado (horroroso vocablo que no sé quién se haya podido sacar de la manga para desprestigio de nuestra bella lengua castellana y que con frecuencia oigo que es utilizado por políticos y otras gentes en algunos medios de comunicación) trasladado, quiero decir, aquel oficio a los espacios políticos que nuestra España está viviendo en los momentos actuales, lo que antaño hacía La Celestina hogaño lo está ejerciendo un pipiolo de la política con escaso conocimiento de mundología, que se llama Alberto Rivera al que han elegido los colmillos retorcidos que, entre bambalinas, están manejando al PSOE, para que ejerza de Celestina entre el PP y Pedro Sánchez ante la irracional cerrazón política de éste último.
 El resultado ha sido el que se auguraba y por todo el mundo conocido.
 Y me viene a las mientes la ingeniosa obra de Miguel Mihura “Tres sombreros de copa”, con la particularidad de que en este juego, entraban un sombrero de copa y dos gorrillas y, en consecuencia, no podían ponerse de acuerdo, porque el único pacto que pretendían hacer era el de quítate tú, que me pongo yo, y la pomposa vanidad de quiénes se atribuían la renovación y el progreso no era más que derogar, que significa destruir, todo lo anterior, bueno o malo, porque lo había hecho la derecha, habiendo sido la más votada, para innovar, no renovar, nuevas formas de gobierno que no fueron aceptadas por los componentes de la Cámara, excepto por los autores de la componenda y un despistado o despistada que vive allende el Océano.
 Salta a la vista que la labor de “celestineo” que le había sido encargada al Sr. Rivera, no valía para nada ante quién tiene una gran experiencia y muy fuertes convicciones de que su forma de gobierno, con su fallos o permisividades  es la mejor que hasta ahora hemos vivido al haber sido refrendada por una gran mayoría de votantes y no cabe pensar que esa mayoría estuviera toda equivocada.
 La vanidad obsesiva del Sr. Sánchez de haber sido elegido por el Jefe del Estado, S.M. El Rey, para ser investido presidente de Gobierno a sabiendas de que con el número de diputados de su Partido no podría serlo nunca, no ha pasado de ser un “bluff” provocado por su propia egolatría. No supo darse cuenta de que no es lo mismo ser elegido por un grupo de amiguetes de su Partido, que por todo un pueblo, que lo único que quiere es vivir en paz y prosperidad, sin rencores ni rencillas, sin tratar de resucitar un triste pasado que formó parte de nuestra historia y que la gran parte de los votantes que lo vivieron lo tienen olvidado y otra gran parte no lo han vivido.
 Esas burdas pretensiones de resucitar aquel pasado, viene a traer como consecuencia el que haya algunos derrotistas que saquen a relucir lo de la cal viva y cosas peores que hoy se están viviendo en el Congreso sin que su presidente haya sabido manejarlo, porque no es lo mismo que presidir una Comunidad de Vecinos, y está permitiendo payasadas en el circo. Se pregunta P.Sánchez de dónde ha sacado Iglesias el odio y el rencor. Habría que preguntarle: ¿de dónde lo has sacado tú?.

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