EL
AUMENTO DE LAS PENSIONES
Hoy mi corazón se
ha llenado de gozo y alegría al haber recibido una carta firmada por doña
Fátima Báñez García, a la sazón ministra de empleo y seguridad social, en la
que me notifica que el 1 de enero de este año mi pensión ha experimentado el
fabuloso aumento de un 0,25 por ciento, lo que viene a representar poco menos
de 3 euros al mes.
Dado que, según nos
dicen, las arcas del Tesoro están en quiebra, no me puedo imaginar de dónde
habrán podido sacar ese dinerillo para aumentar nuestras pensiones; lo único
que se me ocurre pensar es que cada uno de los tropecientos mil altos cargos
públicos como ministros, secretarios de Estado, subsecretarios, directores
generales, subdirectores generales, secretarios y secretarias ministeriales,
senadores, diputados, diputados autonómicos, alcaldes, concejales, vocales
vecinos, bueno la lista es interminable, hayan podido hacer un pequeño esfuerzo
y se hayan quitado un poquín de sus suculentos sueldos para darnos unas migajas
a los pobres.
Si de lo que se
trata es de reducir los gastos del Estado, se me antoja un gasto superfluo y
aberrante que a cada uno de los pensionistas que creo que andamos por los ocho
millones o más, nos hayan mandado un escrito semejante cuyo costo burocrático,
administrativo, informático y de correos, es infinitamente superior al aumento
de pensión que se nos notifica; pero como este tipo de notificaciones viene
heredado de tiempo atrás, la señora ministra sigue cumpliendo con el trámite,
como queriéndonos decir que el aumento de las pensiones es el milagro de Fátima
Podría extenderme
en este escrito haciéndome una serie de consideraciones pero, como decía el
gallego “¿y pá qué?. Por lo que a mí respecta ya vengo haciendo uso de esos 3
eurillos, repartiéndolos entre otros más necesitados de mi Parroquia, o
donativos a la Cruz Roja, a Cáritas, a Manos Unidas, etecé, etecé, etecé.
Eso sí, al rico
que le sobre el dinero y se compre un coche nuevo, el ministerio de Industria
le regalará 1.000 euros. Manda cojones.
Así que para no aburrir al personal como dice uno de mi
pueblo, se me ha ocurrido condensar la noticia en uno más de mis sonetos
grotescos. Que lo disfrute doña Fátima.
SUBIDA
DE PENSIONES
Hoy mi casa se llena de alegría
por
la carta que vengo a recibir
que
me dice que voy a percibir
una
pensión más alta todavía.
Hasta el momento nunca me creía,
por
más que me lo quieren repetir
que
iba a tener pensión para vivir
derrochando
la pasta cada día.
Muchas gracias señora ministrilla,
podré
pagar aumento de la luz,
en
lugar de alumbrar con la cerilla;
y también de una forma tan sencilla
podré
ducharme y darme algún chapuz,
gracias
por el milagro, Fatimilla.
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