Tan sólo en el
transcurso de unas horas hemos pasado los españoles a cambiar de Rey.
El día 18 de junio de 2014, miércoles, Su Majestad el Rey
Don Juan Carlos I que durante 39 años ha ostentado la Corona de España, abdicó
en favor de su hijo Don Felipe, Príncipe de Asturias.
Al día siguiente,
jueves, 19 del mismo mes se procede a proclamación del nuevo Rey que reinará
con el nombre de S.M. el Rey Felipe VI.
Este cambio de
reinado y por ende de Jefatura del Estado Español se ha producido en un tiempo
record, en apenas 24 horas, y no ha pasado nada, en el sentido en el que
algunos agoreros esperaban o intuían que podía pasar.
Los grandes
periodistas ávidos de notoriedad y los no menos grandes políticos o vividores
de la política, comentan muy agudamente en sus crónicas que no ha pasado nada,
que el tránsito de un monarca a otro se ha realizado con absoluta normalidad,
sin ningún trauma político o social, sin tiros, sin atentados.
Me pregunto: ¿es
que alguien esperaba que por dicho cambio en la Jefatura del Estado iba a
ocurrir una revolución, una sublevación, un golpe de Estado, una guerra civil?.
Ya tuvimos más que
de sobra con aquélla que algunos vengativos han intentado resucitar. Si alguien
esperaba algo de eso, “vaya chasco”. ¿Qué esperabas mozuela mía?
El pueblo español
ha madurado y sobre todo, aquel pueblo español que tuvo la desgracia de vivir
aquella fatídica II República, cuyas consecuencias vinieron a desembocar en la
no menos fatídica y trágica guerra civil en la que nos vimos envueltos lo
españoles sin olerlo ni saberlo, porque todos aquellos trágicos movimientos y
sucesos, los organizaban aquellas gentes que no querían otra cosa que el poder
para vivir a costa del pueblo liso y llano que no se metía en nada. Siempre es
así, y no sólo aquí, sino en cualquier otro lugar del mundo.
El pueblo español
de hoy no quiere que eso se repita, a pesar de que existan ciertos individuos
que estén propiciando los separatismos y enfrentamientos entre unas y otras regiones
españolas, por odio a lo que es y representa la “E” de España, en su
desmesurado afán de adquirir poder al precio que sea, aunque ese precio sea el
sacrificio de los españoles.
Hay voces que, por
el mero hecho de haber sido nombrado un nuevo Rey, están pidiendo un cambio.
¿Un cambio en qué?. El único cambio que quiere el pueblo español es que le
saquen de este marasmo de incertidumbre económica que está padeciendo, y eso no
lo puede hacer el Rey.
Inocentemente me
pregunto ¿es que el nuevo Rey tiene o va a tener, más, competencias, más
atribuciones, en una palabra, más poder que durante sus 39 años de reinado ha
tenido Don Juan Carlos I?.
¿Qué puede cambiar
el Rey sin el consentimiento o con la oposición, de las fuerzas políticas, de
la Jefatura del Gobierno, sin la aprobación de los poderes fácticos del
Estado?. ¿Si incluso siendo Capitán General de los Ejércitos, ni siquiera puede
nombrar al Ministro de Defensa?.¿Si hasta los jueces de los altos tribunales de
la Nación son nombrados por los partidos políticos, ¿Qué le van a dejar cambiar
al nuevo Rey?
Lo único que hasta
el momento ha podido cambiar ha sido el fondo del escudo de España, en el Rolls
Royce oficial de la Casa Real en el que ha sustituido el azul por el rojo. Poco
cambio.
Majestad: con toda
esta tahúlla de aforados, paniaguados, y aprovechados que dicen que representan
al pueblo, pocos cambios va a poder hacer S.M. en beneficio de su pueblo. Al
tiempo. Mañana hablaremos de los aforamientos.
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