(A un presidente presuntuoso)
EL JILGUERO Y EL GORRIÓN
En un pilón
refrescaba
un humilde gorrioncillo
que con esmero atusaba
su plumaje con el pico.
Un jilguero
vanidoso
se acercó al pilón y dijo
con acento presuntuoso:
no te esfuerces pajarillo,
tu plumaje no es hermoso,
tus plumas no tienen brillo,
¿ves el mío esplendoroso
color rojo y amarillo?;
¿no sabes cómo es mi canto,
no has escuchado mi trino?.
Quedose el gorrión
parado,
en silencio y pensativo,
pero al fin le respondió
con su estridente chillido:
tú eres, y eso no me importa,
vanidoso y presumido
porque Natura te ha dado
ese lujoso vestido,
y crees que dices algo
con tu gorjeo perdido;
pero hay muchos en el mundo
como tú de presumidos,
que su belleza es liviana,
tan frágil y pasajera
que duran una mañana
como rosa en primavera.
Tienes hermoso
plumaje
de esplendor superficial,
y como el agua del río,
tu voz no se oye al final
pues, como el campo baldío
eres por fuera banal,
y por dentro estás vacío
como el aire de un fanal.
No te esfuerces
jilguerillo
que está cerca tu final,
y quedarás hecho añicos
igual que un frágil cristal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario