sábado, 23 de diciembre de 2017

EL ARTÍCULO 155. ¿y AHORA QUÉ?


                                    EL ARTÍCULO 155

                                      ¿Y ahora, qué?



Llegó el día 21 de diciembre y lo que tenía que ocurrir ocurrió. Ahora y tras conocer el resultado de las elecciones en la Comunidad Autónoma de Cataluña, todos los sesudos políticos y los más sesudos periodistas que con sus grandes conocimientos de la política han venido a coincidir en que esto era lo que podía pasar. Qué bonito es torear a toro pasado, como se dice en el argot taurino. Lo que ha ocurrido lo tenía pronosticado este aprendiz de brujo, y escrito está en varios de mis artículos publicados mucho antes de que ocurriera.

 La ingenuidad del Sr. Rajoy, al aplicar el artículo 155 en Cataluña, y la ingenuidad de todos los componentes de su gobierno que no se han atrevido a decirle que estaba equivocado convocando unas elecciones en tan corto espacio de tiempo, ha venido a tirar por el suelo el resultado de la aplicación del tan manido y cacareado artículo 155.

 ¿De qué sirve que la Constitución y la Carta Magna dote a los Gobiernos de una herramienta útil pero que no han sabido utilizar?. Esto es como si a un mecánico le dan un destornillador y no sabe qué hacer con él ni para qué sirve.

 El artículo 155 tendría que haber estado siendo aplicado, en el mejor de los casos, durante seis meses, cuando no más; y todos los políticos de todos los entes públicos, incluidos los alcaldes del palo en alto, destituidos de todas sus funciones, siendo todas ellas ejercidas desde el Gobierno legalmente constituido y elegido por el pueblo de España, que somos más de cuarenta millones, incluidos los catalanes , mal que les pese. Cataluña, comparada con España, no pasa de ser un “vilorio” como se dice en la “gacería” cantalejana.

 Aquellos políticos de Cataluña que sólo han utilizado el poder para robar y enriquecerse, deberían estar todos procesados por su insurrección, y rebelión contra la Ley establecida  mientras que lo que han estado haciendo ha sido mearse, lo repito mearse, en las leyes, y  en el Gobierno y en España.

 Esa chulería del huido Puigdemont, exigiendo al presidente del Gobierno que vaya a entrevistarse con él en cualquier otro país europeo, es un insulto más a España.

 Este individuo que no es un huido político, sino que es un huido delincuente, pues acusado está de prevaricación, malversación de caudales públicos, y otras corrupciones y delitos civiles y penales, ahora se siente legitimado por la torpeza cometida por el Gobierno de convocar unas elecciones, antes de que los Tribunales lo hubieran declarado inhabilitado para ejercer cargos públicos, y muestra su chulería exigiendo al Presidente que vaya a hablar con él a Bélgica, me supongo que para tratar de pilinguis porque de otra cosa no tiene nada que hablar el individuo.

 Me permitiría recomendarle al Gobierno que aprenda a utilizar las herramientas de las que ha sido dotado por la Constitución.

 ¿Y ahora, qué?, Sr. Rajoy.

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