miércoles, 6 de septiembre de 2017

A UN ÁRBOL DE CIUDAD


Madrid es una de las capitales europeas y tal vez del mundo que más vegetación arbórea y espacios verdes y ajardinados tiene, esa circunstancia es la que me ha hecho dedicarle un soneto a unos de esos gigantes arbóreos frente al que me siento cada día en el Paseo de Extremadura, junto a la calle de Guadarrama (como no podía ser menos, nombre de la Sierra Segoviana), para degustar una copa de vino fresco de Verdejo de Nieva (Segovia)





A UN ÁRBOL DE CIUDAD



Paseo de Extremadura, donde habito,

un árbol de ciudad en plena calle,

no se pierdan ustedes el detalle,

porque es árbol grande, no arbolito.



Entre casas de adobe o de granito

ha crecido como un árbol del valle

y si alguien me lo niega que se calle,

es un árbol feliz y muy bonito.



Hay pájaros que anidan en sus ramas,

deleitan a las gentes con su trino

mientras duermen tranquilas en sus camas.



Le miro con bucólica alegría,

mientras tomo una copa de buen vino,

en el bar que hay enfrente, cada día.

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